A pesar de que mi oxidación neuronal sigue avanzando a la velocidad del sonido, consumo tomates, porque, según la ciencia, el tomate contiene un compuesto ... llamado licopeno que, además de tener un efecto antiinflamatorio y antioxidante, tiene el potencial de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Posee también propiedades medicinales como antiséptico, alcalinizante, depurativo, diurético, digestivo, laxante y mineralizante. Por todo ello, seguiré consumiendo tomate para intentar evitar la oxidación total de las pocas neuronas que sobreviven en mi longevo cerebro.
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No se aclaran esas pequeñas neuronas a la hora de distinguir las guerras en el planeta, el 'trumpismo', la ultraderecha, la imposibilidad económica de acceder a una vivienda digna, la financiación autonómica, el abandono de los niños y ancianos..., y un montón de desbarajustes que planean en el horizonte del concierto nacional.
Por si faltaba algo, no tenemos Presupuestos Generales –ya dos años–. Hasta donde alcanza mi neurona viva, sin presupuestos estamos perdidos. Ustedes, cuando van a realizar una obra, lo primero que hacen es solicitar un presupuesto para comprobar si, realmente, sus posibilidades económicas le permiten realizarla o no. Sin embargo, los mandamases se permiten la licencia de seguir gastando a troche y moche, y nos siguen vendiendo la burra de que estamos en una economía en alza y viento en popa. ¿Alguien lo entiende?
Se apilan los desaguisados y concurre un disparate tras otro disparate, al tiempo que vemos cómo se retuerce la Constitución y se vulneran los reglamentos del Congreso sin pestañear. No cabe mayor desfachatez e ignominia.
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Como la familia y amigos me insisten en que a veces desbarro en las contestaciones y respuestas, para cerciorarme de mi oxidación mental, acudo a la consulta de mi psiquiatra para que me saque de la duda. Este me indica que es normal que con la edad exista un ligero desgaste neuronal, algo que también sucede en los demás órganos del cuerpo, pero que, de momento, estoy lejos de la demencia senil o del alzhéimer –respiro tranquilo–.
No me prescribe ninguna medicación farmacológica, pero sí me recomienda que siga comiendo tomates porque tienen propiedades saludables para nuestro organismo. Fíjense que hasta a mi nieto Mateo, con solo 8 meses, ya le encantan los tomates y, aunque solo tiene dos dientes, se los come sin necesidad de aliñarlos con aceite y sal. Como intento distinguir lo erróneo de lo verdadero, continuaré ingiriendo tomates diariamente, con el fin de evitar que pierdan lucidez algunas de las pocas neuronas que aún sobreviven en mi vetusto cerebro, y así procurar que me quieran meter «las dos patas por un calzón», que diría el castizo.
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