¿Y qué opina usted?
JOSÉ LUIS BUSTAMANTE
Miércoles, 2 de octubre 2024, 00:07
Las encuestas de satisfacción son una herramienta utilizada por empresas, bancos, comercios y servicios al cliente, entre otros, para medir el nivel del servicio prestado, ... un producto o, incluso, la experiencia como cliente. Se diseñan para evaluar aspectos de la atención ofrecida y para saber si se cumplen las expectativas del cliente. Hasta ahí todo muy bien y, de hecho, yo respondí a alguna de estas encuestas que me enviaron por correo electrónico. ¿Cuál es el problema? Por ejemplo, reside en que, día tras día, recibo correos electrónicos de estaciones de servicio tras haber repostado en alguna de sus gasolineras. Las encuestas anexas a estos correos electrónicos contienen estas preguntas: ¿Cómo califica el servicio recibido?, ¿Qué probabilidades hay de que se lo recomiende a un amigo?, ¿En qué podríamos mejorar nuestros servicios? Cada cosa que pago viene seguido de un correo electrónico acompañado de una petición de opinión. Una gasolinera, un hotel, un banco, una aseguradora, un centro comercial u otras muchas entidades me llenan de encuestas que me resultan cansinas.
Gran parte de las veces no me piden que evalúe la calidad de un producto o servicio, sino la experiencia como cliente y me resulta molesto que, mediante estos sondeos, aporte mano de obra gratuita a evaluar a un empleado mal pagado. No me parece nada ético.
Para qué tantas encuestas si yo, al recibir un mal servicio, puedo quejarme si algo no me gusta. Si algo me ha cabreado o decepcionado por un mal servicio, simplemente, traslado la queja en directo o, mas sencillo aun, busco otra empresa que me dé mejor servicio.
El resultado final de este problema es que los usuarios recibimos tantas solicitudes de encuestas que finalmente terminamos por mandarlas a la papelera. Estamos viviendo un episodio de encuestas y esto lo que consigue es que ya no responda. Hace que, para conseguir mas validez de las estadísticas, las empresas envíen más y más formularios, lo que reduce las respuestas.
Las peticiones que recibimos los clientes de servicios, más que malas para las empresas, son peores para nosotros, los los clientes encuestados. Por ello, he tomado la decisión de solicitar a esas empresas que eliminen mi correo electrónico de sus ficheros.
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