Dependencia de los poderes públicos
JOSÉ LUIS BUSTAMANTE
Domingo, 23 de junio 2024, 09:08
Las personas que viven de su salario o ingresos propios son más independientes del poder. Las que malviven de transferencias públicas son más vulnerables a ... este, hasta el punto de que su subsistencia llega a depender del Estado. Lo primero nos impulsa hacia una sociedad de individuos autosuficientes y libres. Lo segundo nos relega hacia redes clientelizadas. Y, como es obvio, formaciones cuyas ideologías aspiran a expandir el tamaño y los controles que la Administración ejerce sobre la sociedad (PSOE, Sumar, Podemos y nacionalistas) tenderán a preferir ciudadanos dependientes antes que aquellos que, en lugar de esperar dádivas, están más preocupados en votar a sus representantes y gobernantes más eficientes.
Medidas como rentas básicas, salarios sociales, peonadas o subsidios para parados de larga duración acaban siendo 'grilletes'. Cada cual intenta ganarse la vida por sus propios medios y si, por razones que no le son imputables, no alcanza ciertos niveles mínimos, el resto de la sociedad debe contribuir a ayudarle bajo la condición de que ponga de su parte para no perpetuarse en tal situación. Es la diferencia entre el Estado asistencial y el Estado del bienestar, tan mitificado este último que la mayoría se olvida de que sus antecedentes primarios e intervencionistas están vinculados a ideologías poco digeribles: el nacionalismo prusiano, el fascismo italiano, el comunismo francés, el nacionalsocialismo alemán, el justicialismo argentino, el falangismo español o el castrismo cubano. De ahí que siempre se tomen como referencia a los países nórdicos, al laborismo británico o al 'New deal' estadounidense. Pero estos no implantaron tal sistema por sincero progresismo social, sino para vacunarse frente a la desestabilizadora URSS.
La idea de que resulta preferible que, pudiendo trabajar, no se haga y se viva a costa de los demás sigue una lógica que acaba cangrenando una sociedad. Muchos se acabarán preguntando por qué tienen que madrugar para que otros sigan durmiendo en la cama. Los jóvenes ya lo hacen y nutren las filas del neoliberalismo, que los miopes 'progres' llaman la «fachosfera». Por ejemplo, más de la mitad de quienes votaron al libertario argentino Javier Milei tenían menos de 35 años. Estén atentos.
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