Reunidas varias instancias cristianas de la Región de Murcia, decidimos expresar a través de esta carta que nos duele profundamente la situación de pérdida de valores éticos que vivimos en nuestra Región. Crece la polarización, el rechazo al diferente y los discursos de odio. Como ... cristianos no podemos permanecer callados. Sería un pecado de omisión.
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Nos estamos refiriendo, en estos momentos, al vídeo realizado en Molina de Segura, aparecido en las redes sociales, en el que se visualiza a varias mujeres migrantes musulmanas llevando a sus hijos al colegio, con el siguiente mensaje: «Con las barrigas de nuestras mujeres os conquistaremos otra vez».
Vincula la inmigración a la invasión sin analizar las causas por las que los migrantes abandonan su tierra ni el sufrimiento que supone esta decisión, incluso arriesgando sus vidas. ¿Qué persona con sensibilidad humana deja de sentir dolor ante la muerte de los 10.400 hombres, mujeres y niños ahogados en el mar, tratando de llegar a España, durante el año pasado?
Como cristianos no podemos permanecer indiferentes. Es por eso que consideramos este vídeo como una ofensa a la dignidad de las mujeres inmigrantes y al respeto que se merece todo ser humano, particularmente la población migrante.
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Estas declaraciones son calumniosas, generan pensamientos de rechazo, odio, racismo, xenofobia e islamofobia, actitudes contrarias a la enseñanza de Jesús de Nazaret, que nos llama a la fraternidad universal.
Denunciamos enérgicamente y con mucho dolor estas expresiones plagadas de engaños y odio, que envenenan a mucha gente de nuestros pueblos y exacerba el miedo y el racismo. Asimismo, condenamos y rechazamos cualquier palabra o acción que esté dirigida a la discriminación de cualquier persona, principalmente de los más vulnerables.
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Con el Papa Francisco decimos que hay que sustituir la cultura del rechazo por una «actitud que ponga como fundamento la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor, desplegando las cuatro acciones necesarias para crecer en fraternidad y desarrollar la cultura del encuentro: acoger, promover, proteger e integrar».
Hacemos un llamamiento a romper los discursos de odio que nos deshumanizan, para ser sembradores de amor, solidaridad y fraternidad. De esta manera seremos fermento del reino de Dios en nuestra historia.
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Proclamamos con el arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo, que los que llaman a nuestras puertas no son extraños, son hermanos, son Cristo Jesús, quien dijo que lo que se haga con uno de ellos, con él se hace (Mateo 25, 31 y ss).
Finalmente, hacemos un llamamiento a la corporación municipal de Molina de Segura para que asuma el compromiso de evitar estos hechos y de esta manera contribuya a crear una actitud de respeto, acogida y convivencia social.
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