San Pedro del Pinatar
ENRIQUE DOLON GARCÍA
Jueves, 26 de junio 2025, 01:08
Hay una población en la Región de Murcia favorecida por el mar Mediterráneo, de suaves inviernos y de calurosos veranos. Posee un abanico de playas, ... como la del Mojón, la Torre derribada y La Llana, todas de arenas finas, que enriquecen las opciones para elegir un buen baño.
Sus salinas milenarias fueron explotadas por los fenicios. Los restos romanos encontrados han sido confirmados por los estudios arqueológicos, que fueron utilizados para elaborar el garum, tan estimado para enriquecer los guisos de aquella sociedad.
Son artesanos que continúan con la tradición en la elaboración de salazones, con las huevas de mújol, de atún, maruca y del bonito curado.
Lindante con las salinas, se encuentra un pequeño coto, donde un bosquecillo de pinos carrascos cobijan infinidad de aves de distintas procedencias, donde gracias a un pequeño refugio se puede disfrutar de su avistamiento. Es en el parque de aguas salinas donde moran y anidan los flamencos, que al levantar el vuelo muestran sus grandes alas rosadas.
Hay un laberinto de cañas, donde renace un sistema ancestral de forma de pesca, el cual se pierde en los tiempos y que sigue presente en la encañizada, donde los peces surcan de un mar a otro por ese falso pasadizo de cañizos, donde quedan atrapados, allí se desarrollan y más tarde capturados para convertirse en un manjar indispensable para cocinar el famoso caldero.
Las cálidas aguas del Mar Menor se quedan frías al entrar en las charcas por la concentración de sales, cloro y bromo, que actúan de una manera eficaz y curativa, contra las enfermedades reumáticas y que año tras año recibe pacientes de todas partes para tomar estos baños tan beneficiosos y darse los lodos por el cuerpo.
Los pinatarenses han diversificado sus actividades, entre la agricultura y los trabajos en el mar. En los años 60, marineros y patrones emigraron para navegar en los yates de famosos artistas del celuloide y ricachones del momento.
Su iglesia fue construida en el siglo XVII por los franciscanos en honor de San Pedro, de aquí viene el nombre de San Pedro del Pinatar, ya que antes era conocido como El Pinatar, hermoso bosque de pinos, que abasteció a expertos carpinteros de ribera, que construyeron eficientes navíos que surcaron los océanos.
San Pedro es venerado por toda la población y su procesión, en su día grande, transcurre por sus calles, con gran devoción. Pero hay un día que rompe la monotonía, cuando una salva de cohetes despierta a la población. Ha llegado el momento más esperado, acompañar a la Virgen del Carmen desde la iglesia hasta las aguas del Mar Menor en una romería alegre y multitudinaria, donde el espíritu marinero pinatarense emana con esa espontaneidad y de una manera natural entonan la salve marinera.
Ya en la playa es embarcada la Virgen, que es acompañada por multitud de barcas por este mar. De esta manera transcurren los días más significativos de las fiestas más representativas de un pueblo, que no olvida su pasado y que mira con esperanza su futuro.
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