La precariedad laboral es una realidad que afecta a miles de habitantes de la Región, especialmente a jóvenes, mujeres e inmigrantes. Se trata de una situación de incertidumbre y merma de derechos que tiene graves consecuencias para la salud mental de quienes la sufren. La ... inestabilidad personal y social genera estrés, ansiedad, depresión y otros problemas psicológicos que pueden derivar en consumos de medicamentos, alcohol y drogas, así como en riesgo de suicidio. Además, la precariedad laboral dificulta la conciliación de la vida personal y familiar, lo que supone una carga adicional para las madres, que siguen asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico y de los cuidados a sus zagales.

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Es necesario abordar este problema desde una perspectiva integral, que tenga en cuenta todos los determinantes sociales de la salud mental, y políticas públicas que puedan mejorar las condiciones de vida y trabajo de los murcianos.

No se trata solo de ofrecer atención psicológica de manera generalizada, sino también de reducir la precariedad mediante convenios, normativas, incentivos empresariales a la contratación, fomento del teletrabajo y reconocimiento de los cuidados a dependientes.

La precariedad laboral no es solo un problema económico, sino también social. Es una forma de violencia estructural que atenta contra la dignidad humana y el bienestar colectivo hasta el punto de hacer que las personas se pregunten en un momento dado: «¿Vivo para trabajar o trabajo para vivir?». De ahí a la depresión hay un paso muy pequeño.

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Creo que estamos en este mundo para algo más que 'fichar' todos los días. Los empresarios murcianos deben darse cuenta de que los empleados contentos con su situación siempre rinden mucho más que lo que perciben como salario. Solo así podrán expandir sus negocios.

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