Por primera vez en nuestra historia democrática, la Sala de lo Penal del Supremo ha acordado por unanimidad incoar una causa contra el fiscal general ... del Estado. Tema muy serio que nada tiene que ver con supuestos bulos o ataques para perjudicar al Gobierno por un posible delito de revelación de secretos y, dicho lo cual, llama la atención que el propio presidente del Gobierno, con el panorama que se presenta, haya salido en defensa de 'su' fiscal general.

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Como tampoco es de recibo que este presidente, que podría ser de cualquier país europeo, muchos que se hacen llamar progresistas, coloca sin ningún rubor al frente de instituciones independientes del Estado a personas muy cercanas a su ideología política para utilizarlas a sus caprichos de poder absoluto.

El nazismo y el estalinismo han sido dos de las redes más poderosas jamás creadas. En la década de 1990 las democracias liberales tomaron la delantera, pero estos últimos años cualquier nuevo régimen totalitario podría tener éxito. Por lo tanto, si queremos evitar el triunfo de estos peligrosos populismos que nos llegan, Trump es un claro ejemplo de ello, es imperioso hacer un aviso a navegantes.

De manera deliberada, difunden desinformación para obtener poder y privilegios a expensas del pueblo. Tenemos que salir del letargo. Nos espera un camino duro. Noah Harari, en su libro 'Nexus' –muy recomendable–, nos habla nuevamente de dichos movimientos populistas que consideran su verdad como un arma y no solo la manejan partidos de extrema derecha, también manipula el relato la nueva ola sanchista. Según Noah, una de las características de dichos movimientos «es anteponer el relato a la realidad, porque no existe una verdad objetiva, sino que cada cual tiene su propia verdad de la que se sirve para derrotar a sus adversarios políticos».

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Al parecer, existe un revelador mensaje de WhatsApp del propio fiscal general ordenando a altos cargos del PSOE sacar una información secreta de un particular con anterioridad a que fuera publicada en los medios, afirmando que «si dejamos pasar el momento, nos ganan el relato». A los pocos días de tener conocimiento el fiscal general de la decisión del Tribunal Supremo en la causa contra él, se dio de baja de su teléfono móvil. Su intención era clara, el borrado de toda información que lo implique –la última hora es que la UCO utilizará el 'software' israelí Cellebrite para recuperar los mensajes del fiscal–.

A fecha de hoy, el máximo representante de la Fiscalía sigue sin dimitir, porque detrás hay un presidente del Gobierno que lo defiende, pasando olímpicamente del Tribunal Supremo. Ver para creer. Ya sabemos la gran mayoría de españoles el deterioro que están sufriendo nuestras instituciones independientes del Estado. No pierdo la esperanza de que nuestros sistemas democráticos funcionen correctamente y se abran paso a esta insufrible polarización partidista y permitan que la información fluya libremente a través de distintos canales independientes, mientras la batalla por el relato de los sistemas totalitarios sigue un solo camino. Estemos vigilantes, nos va mucho en juego. Que no traten de colarnos su relato populista.

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