¡Os vais a cargar el fútbol!

Otra cosa es que en ese mundo verde en el que se mueven, los árbitros se sienten inmunes y que su criterio es que los verdaderos protagonistas, los jugadores, no tienen derecho ni a réplica ni a queja ninguna.

Viene esto a cuento porque en un partido reciente su señoría va y en un ataque de egocentrismo expulsa a un jugador (Bellingham, creo que se llama) porque con unas maneras rayando en lo exquisito... ¡se quejaba de una jugada, joder! (en inglés 'fuck off', me acabo de enterar). Y es que el susodicho, en un alarde de poliglotismo, creyó entender «que te jodan» («fuck you»), que además reflejó en el acta.

Envidia me da ver después, en un partido de baloncesto, que las jugadas dudosas se revisan a pie de cancha con todas las imágenes disponibles y la conversación en directo para que los árbitros decidan con el mejor de los criterios. El respeto es mejor si te lo ganas.

Por cierto, que las imágenes del VAR las gestiona una empresa relacionada con el independentista catalán Jaume Roures que, si no recuerdo mal, hace dos años aportó cien millones de euros como palanca a su equipo de toda la vida. Como decía el gato del Malecón, si esto es el VAR, yo me doy una vuelta más y me voy.

Se preguntarán que por qué relaciono el 'lawfare' (abuso de poder del que imparte la justicia) con esto y la verdad es que ni yo mismo lo sé, pero, por si acaso, ustedes vayan atando cabos.