La carta que hoy escribo tiene como finalidad reconocer y agradecer encarecidamente la actuación del personal que trabaja en el Museo Salzillo, por su prontitud ... y amabilidad en la resolución de un problema menor, pero que para mí era muy importante. El pasado 25 de marzo fui con un grupo de alumnos de visita al museo. Llovía, como ya sabemos. El recorrido por el Salzillo fue deliciosamente hecho y, a la salida, mi paraguas no estaba.
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A la llegada, el personal del museo nos dijo que dejáramos los paraguas en unos cubos al efecto. Pues bien, mi paraguas no estaba. A partir de ese momento, todo el personal comenzó a buscarlo y en el museo no estaba. Llamaron a la guía del grupo visitante anterior a nosotros para lograr encontrarlo. Nos fuimos de allí, gracias a una alumna que tenía otro paraguas, y no habíamos llegado ni a la esquina de la calle del Salzillo cuando oigo que me llaman y me dicen que han localizado mi paraguas.
Cuando llegué a mi casa, sobre la una y media, una llamada de teléfono me dijo que ya estaba todo resuelto y que mi paraguas, con gran valor sentimental para mí, estaba a mi nombre en el Casino de Murcia, y allí podía recogerlo. Agradezco el trabajo y la dedicación de estos profesionales del museo. Muchas gracias.
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