Dice la RAE que singular es aquello que se distingue o separa de lo común. Y lo común viene a ser lo corriente, lo admitido por todos o por una mayor parte. Habremos de interpretar pues que el PSOE se aleja, en su singularidad, de ... lo normalmente admitido tanto en su ejercicio político como en su gestión interna. Es singular que con unos resultados electorales muy flojos se organice un gobierno a su alrededor, entre socios y agregados, que limitan y coartan el ejercicio del poder, limitándolo a la titularidad y a la obediente entrega y distribución de prebendas, convirtiendo la gobernabilidad en un negocio de compraventa de oportunidades. Gobernar así, a expensas de las imposiciones, caprichos y extravagancias de clanes o congregaciones minoritarias, requiere de un esfuerzo descomunal de comunicación. De aquí que los cambios de opinión o directamente las mentiras o la ocultación o las trampas sean condición necesaria e imprescindible.

Publicidad

En estas condiciones la mentira, la falsedad y el engaño se convierten en objetivo político y la propaganda malintencionada en programa de partido (de perdidos al río). La adaptación a esta nueva realidad exige, primero: disciplina, descaro, desvergüenza y arrebato a los elementos expedidores de la propaganda –ministros y portavoces–; en segundo lugar, un enemigo bien identificado, desprevenido y paralizado por su propia historia al que zurrar con violencia, y, en tercer lugar, una legión de crédulos asustadizos que asuman la mentira como defensa de la supuesta ofensa. Llegados aquí todo está justificado porque el poder es útil para la defensa cuando ya se ha perdido la integridad y el decoro. El poder aislado, sin más fundamento que la retención y la utilización de todos los resortes, que son muchos, de apoyo a la causa, sea la que sea. Por el pueblo, para el pueblo, pero sin el pueblo porque carece de valor. Esto, no me cabe duda, hay que saber venderlo, sin importar la ruindad, el descrédito o la mentira.

Hasta aquí una forma de ejercer el poder rara, singular y pintoresca basada en la necesidad y en el caos. Lo que llaman socialismo del siglo XXI, que tiene como destino la desigualdad, el privilegio, el nepotismo y la ruptura. No está mal, en seis años, para un partido que carece de poder real... o precisamente por eso. ¿Quién gobierna? La opacidad, el disimulo, el engaño, la trampa, la argucia. Y cuando te pillan: pues a mentir que ya está admitido como argumentario político. ¡Total, qué más da! Una vez soltada la primera...

El problema llega con la publicación de la corrupción y lo que era un gobierno raro, pero limpio, se convierte en un estercolero

El problema llega cuando a la 'flojedad' anterior el pseudopoder se topa con la publicación de la corrupción y lo que era un gobierno raro pero limpio se convierte en un estercolero fétido de lujo: señoritas de compañía, billetes, lingotes, contratos, subvenciones, adjudicaciones, viajes, cátedras y unos personajes del hampa de lo más cutre. En este caso, una corrupción de amplio espectro: personal, familiar, gubernamental y de partido. Un completo. Una situación muy incómoda y perturbadora que ha obligado a sacar toda la maquinaria de guerra de la desinformación, el victimismo y la insidia. Si antes el enemigo era fácil de identificar, ahora se suman los medios de comunicación y los esfuerzos se multiplican: ¡más asesores al combate! Y, para colmo, aparecen los jueces, todos fachas, dispuestos a amargarle la existencia a una familia, a un gobierno y a un partido de paz y de amor.

Publicidad

Gestionar este desastre no es fácil y requiere de una sobredosis de ingenio y verborrea, distraer la atención, simplificar y esparcir la culpa. Si ya era difícil mantenerse en el gobierno con la precariedad de votos, la mentira y la venta de privilegios ahora parece una tragedia. Pero las fuerzas del Estado son muchas y variadas (siempre lo es cuando el dinero abunda): ministerios, fiscalías, fuerzas de seguridad, tribunales amigos, medios de comunicación adictos, instituciones. Solo había que contrarrestar la corrupción propia con la contraria para salir airoso y parecía fácil dado el expediente de los contrarios. Pero solo han encontrado a un novio espabilado y a un juez independiente, que no parece mucho dado el despliegue de medios puestos en la cacería. Y es que la ansiedad, la prisa y la venganza son actitudes poco virtuosas y la estrategia un desastre, con la novia del espabilado merendándose la fiscalía, el juez investigando con más ahínco y los portavoces de la familia, del gobierno y del partido más corridos que una mona.

Esto se va a poner muy feo, como pasa siempre que uno se cree impune, el sufrimiento va a ir a más, las consignas perderán efectividad y los insultos se volverán en contra. Es mejor dejar de hacer el ridículo, convocar elecciones, coger las 'maletas', ordenar el partido, separar a los elementos tóxicos, dejar el progresismo para los reaccionarios nacionalistas y esperar que la parroquia siga fiel. Antes de que todo esto se convierta en un 'no partido' y en un 'no país'.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad