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Si se calla el cantor

TERCER MILENIO ·

Lunes, 13 de abril 2020, 00:52

Esto de prescindir de la cultura es como cuando a los distintos gobiernos de uno u otro signo les da por eliminar la Filosofía del Bachillerato. Sería algo así como eliminar por decreto ley el pensamiento. Veamos: pensar es lo propio del ser humano, aquello que, entre otras cosas, convierte nuestro cerebro en algo genuinamente humano. Que unos pensemos tonterías y otros tengan un más 'altum cogitandi' es, para lo que aquí cuenta, lo de menos, el caso es que todos pensamos y, además, no podemos dejar de hacerlo, aunque pensemos en las musarañas.

Pues igual ocurre con las cosas en clave de cultura. El ser humano, precisamente por serlo, y desde que lo fue, no pudo prescindir de las emociones, del pasmo (homenaje a Miguel Espinosa) ante el espectáculo del mundo, ante la mañana de los tiempos. La profesora y pintora Matilde Múzquiz, autora de las pinturas de la réplica de la cueva de Altamira, mantenía siempre que el pintor de Altamira era ya un artista. Y aquellos bisontes de la caverna, más allá de la razón instrumental, más allá del reclamo par la caza, eran ya la obra emocionada de un creador. El ser humano, desde que lo es –o por serlo– adquiere y práctica una mirada estética a las cosas. No hay pueblo o cultura que no conozca la música, que no practique el canto o sienta la necesidad de danzar.

Claro que la cultura es algo más que las Bellas Artes. Podemos pensar en una visión antropológica, a la manera de Tyler, o en la forma anche of de Mario Bunge, o con Kant, en un «enracionamiento» de la naturaleza: a mayor distanciamiento de la naturaleza, má cultura, más hombre, diría el autor de 'las 'Críticas...«. En fin, la cultura –diría yo mismo– es la 'cura' de lo que no tiene cura.

Pero ahora en lo que estamos inmersos, el debate en vigor, es en el abandono de lo cultural, de los profesionales de la cultura, en esta crisis horrenda. Bueno, pues también la cultura así entendida desde una visión más suscrita a las artes será necesaria para salir de la crisis. Y no porque nos suban un vídeo a internet (algunos podrían ahorrárnoslo, en realidad aprovechan el revuelo para un momento de auto publicidad, no todo lo que lleva la etiqueta de cultura es noble y defendible) sino porque será inimaginable un paisaje sin música, sin teatros abiertos, aunque solo sea para verlos abiertos al pasar, o sin exposiciones. Son un paisaje ya natural de las ciudades.

Y también la llamada industrial cultural (en torno a la cual se mueven muchos oficios y profesiones). Si no, ¿para qué hay departamentos de industrias culturales en Murcia y en otras comunidades? ¿Para qué hay un Ministerio de Cultura o Consejerías de Cultura? ¿Dónde quedarán los escenarios, los festivales, sin un 'rescate' de este mundo? La economía es lo urgente y lo necesario, pero la cultura, como la salud, es lo imprescindible. Pero, además, la cultura es también economía, trabajo, Producto Interior Bruto. No, no habrá salida si se calla el cantor...

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