Abascal obligó ayer a pasar al Grupo Mixto al único diputado de la Asamblea que le era fiel, Pascual Salvador, lo que de entrada parece contradictorio. Es verdad que así le aleja de los dos diputados expulsados y próximos a Macarena Olona, Liarte y Carrera, ... pero estos siguen controlando el grupo Vox, con su correspondiente subvención. Lo perderían si la consejera Campuzano se fuera al Grupo Mixto por voluntad propia, en un arrebato (no parece) o tras un hipotético cese por López Miras (qui lo sá). Con su decisión, Abascal solo daña a Salvador, que no quería ir donde va, y a María Marín, la líder de Podemos, que podría perder la portavocía del Grupo Mixto si Salvador se alía con los de Cs (Martínez Vidal y Molina) frente a ella y su compañero Rafael Esteban. Un embrollo total. El gran interrogante es si detrás de todo hay un pacto de Abascal con Feijóo (recientemente se vieron), luego concretado por Miras y Antelo frente a La Glorieta. Atentos al próximo capítulo.

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