La palabra petimetre está en desuso. Todavía se utiliza por algunas personas, pocas, en algunos ambientes o contextos. Pero estuvo muy de moda en los siglos XVIII y XIX. Y a mí me encanta esa palabra, aunque al utilizarla delate mi considerable edad. La palabra ... se puso de moda en la era del 'majismo', el flamenquismo, el taurinismo. Esa época y esos ambientes, sobre todo en ciertos barrios castizos de Madrid, que los ilustrados y afrancesados de ese tiempo (la llegada de los primeros Borbones a España) criticaban y lamentaban con amargura pues consideraban que ese casticismo, frente la luz de la Ilustración, simbolizaba el retraso de España.

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Frente a los Majos (muy echados 'palante'), que se oponían al afrancesamiento, y que eran flamenquitas y taurinos, castizos, populares, etcétera, frente a ellos y a otros personajes de toda naturaleza, estaban estos petimetres como tipos ridículos. Es fácil intuir de dónde viene la palabra: es una formación a partir de dos sustantivos franceses, dado el afrancesamiento de la época: petit maître, pequeño señor o maestro. Según la Real Academia es alguien –generalmente jovenzuelo– demasiado preocupado por presumir y vestir a la moda, pero, en realidad, añado yo, haciéndolo de una manera boba, exagerada y ridícula.

El petimetre aparece como personaje en obras y comedias de la época. En verdad, socialmente hablando, es un bobo, un idiota, un botarate, un mamarracho. En suma, un imbécil. Decía que la palabra, petimetre, está en desuso. La palabra sí, pero no el personaje, que, aunque con matices en cada época, sigue existiendo. Es más, diría que en estos tiempos abunda más que nunca. Hoy, un petimetre puede ser cualquier cosa: bombero, profesor, mecánico dentista, cantaor, fontanero, periodista o cualquier otra cosa, y lo encontramos también entre ejecutivos, alcaldes, ministros, pedáneos, concejales o presidentes de gobierno. Como se dice ahora, es un personaje transversal. Vamos, que es un idiota transversal y universal. Es cierto que a veces el petimetre somos nosotros mismos, lo llevamos dentro y hasta nos encariñamos con él.

Tal vez estos días pasados, con una de las últimas modas para el consumo, el 'black friday' ese, o como se llame, quizás, digo, hayan sido buenos días para el petimetre. Y ahora vienen largos días para 'petimetrear', hasta después de Reyes. Y a contnuación llegarán las rebajas. Así que gocémonos y abandonémonos a toda compra innecesaria como felices petimetres.

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