En cualquier ámbito creativo, como la literatura, la filosofía, la música o el cine, me gustan las creaciones que supongan un canto a la vida, un declarado amor a la vida. No digo que muchas veces no tengamos que ponernos serios o reivindicativos ante la ... infamia o la injusticia, por supuesto. Pero incluso cuando se trata de hacer un arte de este tipo, no necesariamente hay que ponerse tremebundo o estupendo.

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Para explicar esto, solo hay que pensar en una película (entre las muchas magníficas que ha realizado) del gran Clint Eastwood: 'Gran Torino'. Este filme reflexiona sobre muchas cosas a la vez y es reivindicativo sin demagogia. Por ejemplo, en un mismo grupo étnico, inmigrante, encuentra a buenos y a malvados, porque así son siempre las cosas. Y todo eso narrado en el espacio de una casa. Y sin discursos pretenciosos, desde las vísceras contradictorias de un hombre enfermo y hacia el final de su vida. Personalmente, siempre he estado en contra de los 'profesionales del dramatismo' y de lo 'profundo'. Que hay muchos sueltos por ahí.

Pero, en fin, al margen de lo reivindicativo, disfruto de las creaciones que son una celebración del gozo de vivir, y esto lo aprecio especialmente en el caso del cine. Me pasó con una película española: 'Belle Époque', que me parece una de las mejores españolas de las últimas décadas junto a 'El abuelo' (otra reivindicación de la vida). Por cierto, el caso de 'Belle Époque' me demostró que hay que tener paciencia, porque de lo contrario uno puede perderse algo bueno. Cuando la vi en su estreno en un cine de Madrid, nada más comenzar, exclamé para mí: «Oh, no, otra película pelmaza sobre la Guerra Civil», y estuve a punto de levantarme e irme. Pero aguanté, y acabé viendo una preciosidad de relato fílmico.

Puesto que todo es tan efímero, sujetarnos al recuerdo, o al deseo futuro (si se es joven) del esplendor en la hierba, o de un amanecer brumoso, o de un atardecer dorado, rojizo, cuando el sol se oculta, es algo necesario para el corazón humano. De ahí nace la mejor poesía, por ejemplo, o hasta un manojo de bellas o sentimentales canciones populares, porque también la música popular, en sus mejores momentos, se encuentra en el capítulo de la esperanza humana, en la lucha contra la desesperanza.

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