Ha habido estos días una partida de póquer, con faroles incluidos, entre el PP y Vox, entre Feijóo y Abascal. No sé qué habrá ocurrido desde el pasado jueves, cuando yo escribí este artículo, hasta hoy lunes, cuando aparece en el periódico, pero desde luego, ... cuando rematé esta columna, parecía que iba ganando con claridad Núñez Feijóo. En el ambiente del juego pueden proliferar los truhanes, pero no es el caso, y desde luego nada que ver con aquel calificativo odioso que el ahora resucitado Alfonso Guerra lanzó en su día, muy injustamente, contra Adolfo Suárez: «Truhán del Misisipí», no sé si lo recuerdan.

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Ambos jugadores se situaron frente a frente en la mesa con los codos sobre el tapiz y con las cartas marcadas. Lo de Abascal iba más de alboroto bravucón, de farol evidente: no parece que contara con mucho más que una pareja de tréboles. Pero su propio órdago acabó devorándolo: hubo un momento en el que ya no podía dar marcha atrás, y más allá de la partida, en la calle, aguardaba la intemperie. En la calle hace mucho frío, o calor, vaya.

Mientras tanto, Feijóo, gallego por encima de todo, en sus primeros movimientos, no se sabía si subía o bajaba. Sin embargo, aunque tampoco parece que tuviera un póker de ases en sus manos, se limitó, firme y aparentemente tranquilo, a partir de un determinado momento, a mantener su mirada fija sobre el líder de Vox. Me crean o no, vino a decir Feijóo, no pienso apartar la mirada fija de este otro descendiente de gallegos y recriado en el País Vasco.

Y así las cosas, mientras escribo este artículo el pasado jueves, veo que todo parece consumado, esos otros niños del Pireo, que según Vox llevan cuchillo entre los dientes y caminan por las calles en ordenamiento militar violando ancianas y asaltando casas y bancos, vendrán «a la Península», como dicen los canarios. Y los consejeros de Vox en los distintos gobiernos regionales, incluido el nuestro, el Gobierno de López Miras, comienzan a caminar hacia el frío de la 'rue', o directamente son cesados por algunos presidentes regionales.

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Creo que Vox se ha equivocado estrafalariamente en su partida, primero en su estrategia política, pero segundo, y sobre todo, en su actitud piadosa (y dicen ser cristianos), porque vienen unas decenas de niños desarrapados y casi muertos de hambre. En cuanto al PP, ya veremos, pero de momento va ganando, como España con los goles de dos niños africanos.

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