Ya es para mí una costumbre que en esta época salude la llegada de dos cosas: el verano flamenco de la Región, con sus diversos festivales, y la presencia agobiante del calor. Y con este segundo suceso, la llegada de la calor, me repito en ... una predicción que no pretende ser ceniza, sino simplemente realista, es decir, la constatación de algo terrible, que el cambio climático es ya un hecho aplastante. Siempre he llevado mal el estío, en eso y en el uso del limón soy poco murciano.

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Cuando repetimos eso de «qué calor hace este año», yo añado con una pizca de humor negro: y más que hará el año que viene. Y «el año que viene» ya está aquí. Y el siguiente y el siguiente, y resulta que «el año que viene» no es que venga cada vez más caluroso, sino que cada vez llega antes. Pero si ya hay navidades calurosas y ya hace calor hasta en los países nórdicos. Claro que lo de estos pagos nuestros ya se parece al infierno prometido, y puede que también merecido.

Pues bien, en estas circunstancias negar el cambio climático es algo más que patológico. Negacionismo... ¿de qué? ¿Qué es lo que se niega? ¿Que la tierra es redonda? ¿Que blanco y en botella es agua y no zumo de tomate? ¿Que el Pisuerga pasa por Valladolid? ¿Que esto es la Región de Murcia? ¿Qué Elvis está muerto? ¿Que hace un calor de narices? ¿Que este calor no es normal? ¿Que el Madrid es el mejor club del mundo pese a los petrodólares de dictaduras medievales que recibe el demócrata Pep? ¿Que Florentino fichará a Mbappé?¿Negacionismo de qué? Negar lo evidente.

En fin, en todo esto hay, claro, ideología de determinados partidos, en España y en muchos otros países considerados civilizados; pero es también (y por ello existen esos partidos) el pensamiento de muchas personas, y no mayores o de otra época, sino jóvenes de ahora mismo.

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Y en otros casos, finalmente, estamos ante una patología mental, una 'avería' de la cabeza. No puedo entender de otra forma las creencias de muchas personas. Ocurre también con la violencia machista. Es verdad que hay mucha gente (¡incluidas mujeres!) que piensan, que creen firmemente, que pegar o maltratar a una mujer es legítimo, cosa de hombres, como aquel coñac del viejo anuncio. Pero hay hombres que, simplemente, son psicópatas, y para ellos no hay educación posible ni siquiera castigo, nada vale contra la locura. Desolador, desesperanzador.

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