Juana la del Pipa

Pero no hablo como director artístico del certamen, sino como aficionado. Como director elijo toda la programación, y por supuesto, también como aficionado: sinceramente, creo que hay muchos quilates este año. Pero ahora, como amante del flamenco, quiero situarme en el dilema –afortunadamente, no es así– de tener que elegir un solo espectáculo de entre los carteles. Elegiría, sin duda, la noche de Juana, una velada que además se va a completar nada menos que con Rancapino Chico.

Israel es por quien todo el mundo pregunta –me pregunta– y es natural, es un cantaor excepcional, su éxito es muy merecido y triunfa en todos los ambientes. Un ejemplo: poco antes de actuar en la Cumbre lo hará en el gran Teatro del Liceo de Barcelona con todo el papel agotado. Desde luego yo, también como aficionado, estaré el día 2 disfrutando con su espectáculo, 'Pura sangre', que incluye una teatralización con músicos y actores. Pero, afortunadamente, vamos a tener muchos años por delante para disfrutarlo.

Sin embargo, a Juana no vamos a tener tantas oportunidades para verla. Juana es la última gran representante del viejo Jerez, del Jerez jondo, una vez desaparecida la Paquera o María Soleá y tantas otras y otros. Hija de la mítica Tía Juana la del Pipa, la célebre bailaora, y tía del también bailaor Antonio el Pipa, Juana, con su voz ronca, «imposible», como la calificaba el añorado Álvarez Caballero, estremece con su soleá cavernosa, surgida de las entrañas. A Juana en la Cumbre la vamos a homenajear, será nuestra Matriarca de Jerez y en el escenario recibirá un retrato nada menos que del gran Pedro Serna. Pedro y ella son amigos, se admiran mucho mutuamente.

De verdad, no se la pierdan. Vean a Israel, gozarán con él, pero después, el día 10 vayan como a un santuario a escuchar a Juana; se estremecerán, les impresionará. Les doy mi palabra. Eso sí, no me llamen. Pasen por taquilla. Vale más que cuesta. Y la Cumbre está muy pobrecita. Si yo les contara...