La terrible tragedia de la DANA, en Valencia sobre todo, pero no solo, ha apagado el estupor por el 'caso Errejón', pero el estupor de ese caso sigue presente y regresará a los medios en las próximas semanas y meses. El pasmo todavía no ha ... pasado, al menos a mí no se me ha pasado, así que quiero decir algo sobre Errejón. Desde luego, yo me quedé estupefacto cuando comenzaron a llegar las denuncias de mujeres sobre sus presuntas agresiones sexuales. A mí, la verdad, me sorprendió y me impresionó. Ahora parece que muchos sabían cosas, no es mi caso, desde luego.
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Pero ese pasmo o esa sorpresa inicial ya fue expresada por mucha gente durante aquellos días en los que surgió el caso por el aberrante comportamiento –presuntamente– de Íñigo Errejón, que aparte de la consideración que cada uno tenga sobre sus ideas, parecía una mente privilegiada y estructurada en su funcionamiento intelectual, con su aspecto un poco de 'repelente niño Vicente'. Pero yo no voy a repetir ahora cosas que ya se han dicho. Quiero centrarme en ese texto, más sorprendente aún, que publicó como «explicación» de sus supuestos actos y a su marcha de la política.
Esa carta, tal como está escrita, muestra mejor que nada a un loco o al menos una mente enferma, desalmada y libre de cualquier empatía hacia los demás, y especialmente hacia las mujeres, claro. Lo sorprendente, al margen de decir cuáles son las razones de dejar el Congreso y la política –cuando todos sabemos que fue expulsado aceleradamente de Más Madrid y obligado a dejar su acta de diputado–, es decir en ese escrito de despedida que se trataba de un intento de intelectualización de algo horrible, sin siquiera referirse a esos actos horribles ni pedir disculpas a las supuestas víctimas. Es como si alguien escribe una brillante reflexión sobre el asesinato y la muerte cuando ya se sabe que esconde en el jardín de su casa treinta cadáveres.
Hablar de «subjetividad tóxica», de «comportamientos neoliberales» y de cosas parecidas como si nada, como si se tratase del análisis de otra persona, muestra una mente retorcida, tan atroz como sus supuestos actos de agresión sexual a mujeres. Parece ser que estaba en tratamiento psicológico, por ahí quizás un buen abogado encuentre una eximente en un futuro juicio. Todos recordamos ahora que hace unos años en el Congreso hizo una brillante intervención sobre la necesaria y solidaria atención a la salud mental. Pero entonces no sabíamos que se refería a él mismo.
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