Los conceptos de cultura y civilización se confunden a veces y, desde luego, se dan similitudes entre los dos y relaciones y coincidencias en el ámbito social que propician la confusión. Pero en realidad no solo no son lo mismo sino que pueden ser lo ... contrario. Es más, entre ambas realidades sociales existe una tensión histórica inevitable porque la civilización es justo lo que limita la cultura, y esta la que trata de romper las barreras que organiza la estructura de civilización han sido diversas, pero considero que esta idea de confrontación frente a la idea de cultura es lo más significativo.

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Lo civilizatorio, en su sentido más desarrollado, presupone un Estado, y este, a su vez, una serie de estructuras políticas, religiosas, administrativas, policiales, impositivas o bélicas, entre otras. La cultura, desde luego, es mucho más que eso que llamamos bellas artes (artes escénicas, música, arte, literatura, etcétera), la cultura es una lengua, una ciencia... y todas las instituciones que se derivan de ellas.

Una lengua, por ejemplo, exige su libertad frente a una Academia de la Lengua (parte cultural pero también conformadora de un espíritu civilizatorio); la ciencia exige también libertad par investigar, pero a su vez, una estructura científica con ayudas y presupuestos, formará parte de una estructura civilizatoria que, de alguna forma, la limitará, y no solo por los limitados presupuestos que se le concedan, según los gobiernos de cada momento, sino por razones morales (costumbres) o éticas.

Y si reducimos la cultura a lo que normalmente entendemos por esta, la creatividad en los campos antes citados, podemos ver con mayor claridad la tensión cultura-civilización. Un escritor, o un artista, confrontará su libertad individual con la estructura represora o limitadora de una civilización y su Estado, que siempre opondrá a la libertad individual absoluta algún grado de censura.

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Y no solo en el ámbito individual, sino en el colectivo. Por ejemplo, los periodistas y los ciudadanos en general luchan por la irrenunciable libertad de expresión, pero esta no supone un valor absoluto, tiene sus límites, y la parte civilizatoria de una sociedad, a través de sus estructuras y poderes, es la encargada de marcar esos límites y de sancionar si se sobrepasan.

Gustavo Bueno consideraba que una civilización conlleva la guerra. Puede ser cierto. La conquista de América fue una guerra de civilización (cristiana en este caso) frente a lo salvaje. Por algo, crítico con esta visión, cantaba Roberto Carlos: «Yo quisiera ser civilizado como los animales». Juzguen.

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