Semillas de inestabilidad

La evolución del empleo y las previsiones de crecimiento económico en la Región proporcionan motivos de optimismo, pero no deberíamos perder de vista indicadores sociales muy dispares, como los bajos salarios, la deuda pública y la sobrecualificación de los egresados universitarios, que son detonantes de futuras crisis

Domingo, 7 de julio 2024, 07:40

En 2010, a un grupo internacional de académicos se les pidió un ejercicio de prospectiva para atisbar cómo estaría el mundo una década después. Entre ellos figuraba Peter Turchin, investigador del Centro de Ciencias de la Complejidad de Viena. Trabaja en un área emergente llamada cliodinámica, que conjuga modelos matemáticos, análisis estadístico y una enorme base de datos históricos para identificar patrones en las crisis sociales, económicas y políticas de los últimos dos mil años. Fue así como Turchin anticipó con diez años de antelación la inestabilidad política y social que está poniendo contra las cuerdas la democracia liberal en Estados Unidos y en muchos países de Europa. Las semillas de lo que vivimos desde el fin de la pandemia germinaron en 2010: salarios estancados o a la baja, brecha creciente entre ricos y pobres, sobreproducción de universitarios muy cualificados sin encaje en el mercado laboral y una rampante deuda pública. Cuatro indicadores aparentemente dispares pero que en realidad están conectados de manera dinámica.

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Para mí, lo fascinante no es tanto el acierto en su predicción como el potencial de un método para que las sociedades modernas puedan evitar o mitigar crisis socioeconómicas que se incuban soterradamente durante décadas, si se dispone de un buen diagnóstico y se actúa sobre esos factores negativos, como la desigualdad o la deuda. Por eso, chequear el estado de nuestra Región en base a las cifras del empleo y del PIB regional, siendo indicadores relevantes, solo aporta una foto fija del momento o como mucho una proyección incierta a un par de años vista. Es preciso hacer prospectiva y examinar cómo marchan esos indicadores que vigila Turchin, empezando por la desigualdad de rentas. Según el análisis de los técnicos de Hacienda agrupados en Gestha, la la campaña de 2022 muestra que la senda decreciente de desigualdad en las rentas de los murcianos se ha estancado, tras un repunte que coincidió con la pandemia de covid. La desigualdad, que se mide con el llamado índice de Gini, se encuentra en la Región en niveles controlables, por debajo de hecho de la media nacional, aunque no logramos reducir esa brecha cronificada entre los más ricos y los más pobres. Será complicado para la Región salir de ese estancamiento porque, pese a las subidas de los salarios más bajos, los salarios medios se encuentran entre los más bajos de España. En 2022 fue de 19.469 euros, 3.402 euros menos que la media nacional. Solo están en peor tesitura Extremadura y Andalucía. El Gobierno de López Miras deberá aplicarse a fondo con el prometido Plan Industrial, con el que aspira a crear 15.000 empleos, pues solo un reajuste del modelo productivo proporcionaría puestos de trabajo de alto valor añadido que son los mejor remunerados. No bastará con fortalecer el sector productivo. Será necesario reorientarlo para reducir la brecha de riqueza. De lo contrario continuará creciendo, también, el número de graduados en las universidades de la Región de Murcia con una alta cualificación pero sin un lugar en el mercado laboral para el que se formaron. Un informe de la Conferencia de Rectores señala que España (25,8%) presenta la tercera tasa más alta de sobrecualificación de empleados con nivel de educación superior de la UE. Alemania tiene el valor más bajo: solo el 9,5% de los empleados con educación superior desempeñan trabajos que no requieren ese nivel de cualificación; Italia tiene una tasa del 10,2% y Francia del 13,3%. A los rectores de la CRUE no les sorprende el dato. Es resultado de la indiscutible debilidad estructural de nuestro mercado de trabajo, con precarios salarios y una contratación temporal de larga duración.

De nuevo tenemos una oportunidad para abordar este problema con la ley de Universidades que quiere aprobar este año el Gobierno regional. Es absolutamemente necesario dado que la tasa de empleo de los titulados universitarios murcianos es del 81,7%, la sexta más baja de España. Según la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CID), las causas son la sobrecualificación de nuestros universitarios para encajar en el mercado laboral de la Región y el hecho de que en muchos casos optan por formarse en áreas de conocimiento con menos oportunidades laborales

La deuda pública regional debería ser otro punto de obligada vigilancia y control. En el primer trimestre creció en 200 millones y supera ya los 12.350 millones, el 31,4% del PIB regional. Esta bola de nieve no detendrá su crecimiento. Al menos hasta que haya un modelo que repare la infrafinanciación de la Comunidad, algo urgente pues ya empieza a comprometer la calidad de los servicios públicos y limita las inversiones, hoy nulas en materia de infraestructuras regionales. Así que, ¡ojo!, no miremos solo el empleo y el PIB.

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