El alcance de los últimos movimientos políticos en torno a la laguna debe analizarse con cautela en periodo electoral. Ribera, que pronto puede dejar el Ministerio para ir a Europa, promete otros 200 millones mientras que Miras se abre a reformar una ley cuando está obligado a hacer un plan de actuaciones contra los nitratos
Estamos en la antesala de una larga carrera electoral que empieza hoy en el País Vasco, continuará en Cataluña y acabará el 9 de junio con los comicios para conformar el Parlamento Europeo. Un test de estrés para los partidos nacionales que, según el balance final que arrojen las urnas, podría desembocar en otoño en una convocatoria anticipada de las generales. En ese contexto hay que situar tanto el anuncio de la ministra Ribera, posible candidata europea del PSOE, de otros 200 millones para el Mar Menor, como la disposición del PP regional a negociar una reforma de la ley de la laguna tras tumbar en la Asamblea la propuesta de Vox, apoyada por las grandes empresas agrícolas del Campo de Cartagena. De ahí que el alcance real de estos últimos acontecimientos políticos en torno a la laguna deban analizarse con cautela.
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De un lado, y en solo cuestión de unas pocas semanas, Ribera podría dejar de ser ministra de un Gobierno que carece de Presupuestos para 2024. La vicepresidenta se fue sin especificar de dónde saldría esa importante cantidad de fondos. Ojalá que no quede en un anuncio con aroma electoral, pero dadas las circunstancias políticas es aconsejable cierta prudencia en las expectativas. De otro lado, cualquier hipotética modificación de la ley del Mar Menor que pretendiera eliminar restricciones a la actividad agrícola se topará con la directiva europea sobre nitratos. El incumplimiento de esa normativa por ocho comunidades autónomas llevó al Tribunal de Justicia de la UE a condenar en marzo a España a instancias de la Comisión. La sentencia subraya que la Región no aplicó «medidas adicionales» antes de 2020 para frenar la contaminación por nitratos en el Mar Menor y los acuíferos del Campo de Cartagena. El Ejecutivo regional tiene dos años para preparar un recurso que evite una sanción económica con repercusión en el bolsillo de todos los murcianos. Es más, a lo que está obligado sí o sí López Miras es a aprobar tras el verano un plan de actuación contra los nitratos que ya estaba previsto en el preámbulo de la ley del Mar Menor y que se halla en fase de alegaciones. Por idéntica razón, la Confederación Hidrográfica del Segura tampoco levantará sus medidas cautelares, reforzadas por un decreto sobre el dominio público hidráulico que afecta a cauces y acuíferos. Esa es la realidad que se oculta a los pequeños agricultores del Campo de Cartagena, generando unas expectativas que alimentan la frustración y frenan la adaptación del sector.
La salud del Mar Menor continúa siendo muy frágil. Los informes del IEO y del Imida reflejan una progresiva disminución de nutrientes, pero sigue habiendo exceso de nitrógeno, cuyos niveles fluctúan a lo largo de los meses y despuntan no solo en la boca de la rambla del Albujón, sino también en la columna de agua situada frente a este cauce. El riesgo de que una DANA produzca arrastres, con un nuevo episodio de anoxia y mortandad de especies, sigue presente, mientras se acumulan las evidencias de una pérdida importante de biodiversidad. No existe ningún obstáculo en la actual ley que impida reducir los aportes de nutrientes tanto procedentes de la actividad agrícola como de posibles descargas de aguas residuales mediante la mejora de los saneamientos. Queda mucho por hacer para proteger y mejorar el conocimiento de la gran laguna costera. Ministerio y Comunidad realizan labores, a veces redundantes, en el seguimiento de parámetros e incluso han desarrollado 'gemelos digitales' del comportamiento del Mar Menor que deberían converger. Tanto el Imida como el IEO, organismos que dan apoyo técnico a la Comunidad y al Ministerio, hacen una gran labor, pero falta más ciencia básica con proyectos científicos del Plan Nacional de I+D+i o de la Fundación Séneca, cuyos resultados sean publicados en revistas científicas con revisión por pares. En ninguna de ellas se puede encontrar un estudio que vincule la eutrofización del Mar Menor, y los episodios de anoxia, con las aguas residuales. Todos apuntan a los nitratos, en su mayoría de origen agrícola. El trabajo que ha comenzado el IEO para identificar el origen y la ruta de los nutrientes arrojará luz de forma definitiva sobre un campo que hoy está abonado para bulos interesados. De igual manera que existe un buen conocimiento de la biodiversidad del Mar Menor aún no lo hay de la 'quimiodiversidad' de la materia orgánica disuelta en sus aguas, y que está compuesta por multitud de compuestos orgánicos, de origen vegetal y animal, que son claves para conocer cómo circulan los nutrientes, la absorción de carbono y la luz y el funcionamiento, en general, de todo el ecosistema
Esta área de investigación de vanguardia es clave para mantener la salud de las masas de agua dulce y salada, tal como reflejó hace un par de semanas la revista 'Science', uno de los grandes referentes de la mejor ciencia. Los datos de temperatura, pH, salinidad, clorofila, turbidez y concentraciones de nitrógeno y fósforo muestran el estado de las aguas, pero no indican cómo se ha llegado hasta ahí. Sin embargo, aplicando espectrometría de masas de alta resolución en muestras de materia orgánica, es posible identificar las fuentes concretas del nitrógeno y del fósforo. El primero es el nutriente dominante en la eutrofización de aguas salinas y el segundo en aguas dulces. De esa forma, un equipo de científicos de EE UU pudo constatar en el lago Erie, uno de los grandes de Norteamérica, que la principal fuente de su contaminación por fósforo eran los fertilizantes inorgánicos de la actividad agrícola, tras detectar compuestos como ligninas y taninos, y no los que corresponderían a detergentes fosfatados que llegan a través de las aguas residuales. Actualmente, la Universidad de Cambridge usa esta técnica para analizar las aguas continentales de Inglaterra, en una clara apuesta por la ciencia frente al negacionismo interesado que hoy recorre Europa y apuesta por la desinformación a golpe de talonario.
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