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Miras y la 'economía vudú'

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Para atajar la pobreza que denuncia Cáritas, corregir el déficit y la deuda que preocupan a los empresarios y lograr un modelo productivo más sólido al que aspiran todos los agentes sociales hacen falta ambiciosas políticas económicas, no solo medidas fiscales que favorezcan la inversión y el crecimiento

Domingo, 11 de junio 2023, 07:24

El pensamiento económico de López Miras y Díaz Ayuso, como el de muchos políticos conservadores de Europa y Estados Unidos, está condensado en un boceto de gráfico realizado en 1974 en una servilleta del hotel Washington, que hoy se conserva en el Museo Nacional de ... Historia Americana. El dibujo representaba una línea curva y lo hizo el economista Arthur Laffer en el restaurante de ese hotel, a donde fue convocado por Donald Rumsfeld y Dick Cheney, entonces jefe de gabinete y asistente en la Casa Blanca del recién elegido presidente Gerald Ford, quien además del papelón de suceder al dimitido Nixon se topó con una tasa de paro del 9%, la inflación subiendo al 12% y un crecimiento cero. Cheney y Rumsfeld comentaron al prestigioso economista el plan de Ford para rescatar la economía: subir los impuestos un 5% para que la administración recuperase liquidez. Laffer contestó que debían hacer lo contrario. Era momento de bajarlos. Y para explicar por qué dibujó una curva que hoy lleva su nombre y que refleja cómo a partir de cierto punto de presión fiscal la recaudación empieza a disminuir. Pero Rumsfeld no se llevó la servilleta y Ford bajó poco los impuestos, lo que se tradujo solo en una leve mejoría del paro y de la inflación. Años después, Reagan rescató las ideas de Laffer y basó su política económica en la hipótesis de que a mayor rebaja de impuestos a las rentas altas más crece el empleo y la recaudación. Una teoría en la que no creía inicialmente George Bush padre, que le disputó las primarias a Reagan y la tachó de 'economía vudú'.

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Desde entonces los economistas siguen discutiendo sobre las tesis de Laffer y sus políticas fiscales mostrando división de opiniones. En el plano político, sin embargo, la rebaja de impuestos para generar riqueza, empleo e ingresos para las arcas públicas ya ha cristalizado como indiscutible seña de identidad económica de los partidos conservadores y liberales frente a los socialdemócratas. En los últimos años el Gobierno regional no paró de reiterar como principal mensaje económico que el dinero, donde mejor está, es en el bolsillo del ciudadano. Y a pesar de que el modelo de financiación autonómica que tanto perjudica a la Región sigue sin modificarse, el líder de los populares murcianos fue bajando impuestos autonómicos, favorecido por un contexto general de crecimiento en España y un reciente aumento de los ingresos a causa de la inflación. Pero algo más, mucho más, o bien algo muy distinto, deberá hacer quien está muy cerca de presentarse al debate de investidura. Lo realizado hasta ahora desde San Esteban no ha sido lo suficiente como para sacar de la exclusión a miles de murcianos. Solo en 2022, Cáritas tuvo que atender a 87.395 personas en una Región con graves tasas de pobreza. Los propios empresarios, que siempre han apostado por la rebaja fiscal, abogan también por mejorar la política económica con un mayor control del gasto público. En su último boletín, la Croem afirma que en el primer trimestre se observa un comportamiento «sólido» de la economía, con una tasa de crecimiento del 3,7% anual. Pero a la vez alertan de los riesgos de nuestra deuda y déficit. En solo dos meses, apunta Croem, la Comunidad sobrepasó el objetivo de déficit fijado para todo el año. El Gobierno regional debe ahora ejecutar importantes acuerdos, alcanzados con los sindicatos antes de las elecciones, que van a suponer un importante incremento del gasto. Son pactos que hacen justicia a los empleados públicos pues recuperan derechos perdidos. El reto para López Miras será satisfacerlos sin demorarse en el pago de los 250 millones que debe la Comunidad a sus empresas proveedoras y sin disparar la deuda pública global, que alcanzó los 11.395 millones al cierre del pasado año, lo que supone el 32,2% del PIB regional.

A la estabilidad de las cuentas públicas se suman otros retos no menos importantes, como la necesidad de adaptar el modelo productivo a la vertiginosa transición digital y ecológica. Dice Miras que esbozará en su discurso de investidura la Región que aspira a construir. Cualquiera que sea su estrategia tendrá que estar acompañada de políticas de industrialización y turísticas, tan eficaces como bien dotadas, junto con planes que favorezcan la regeneración del Mar Menor y la revitalización del Campo de Cartagena, la reconversión del modelo agroalimentario, la mejora de la educación, la retención de talento y la respuesta administrativa en tiempo razonable para la tramitación de obras públicas y privadas. Dejarlo todo a la suerte de una rebaja constante de los impuestos y a la simplificación administrativa, cuando ya no caben más vueltas de tuerca, es creer en los milagros, es practicar 'economía vudú'.

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