Estoy convencido de que el sector regional podrá superar los múltiples retos que se avecinan, como muchas de sus empresas ya están logrando, porque se centrará en el desafío y sabrá reconocer que detrás de quienes se empeñan en inflamar las posiciones más victimistas solo hay un interés político particular
Aunque la agricultura y ganadería solo representa una pequeña parte de la economía de la Unión Europea, el relevante papel que juegan en la vida de los europeos está blindado en sus tratados fundacionales. Los 'padres' del mercado común tenían muy clara la necesidad de garantizar la seguridad y soberanía alimentaria en un continente que sufrió las privaciones derivadas de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, un tercio del presupuesto de la UE está destinado a ayudas directas y ligadas a programas operativos de la Política Agraria Común (PAC). Solo en 2023 se recibirán en España 4.875 millones destinados a unos 650.000 agricultores y ganaderos. Por el carácter altamente competitivo de su sector agroalimentario, la Región de Murcia está porcentualmente a la cola en la recepción de las ayudas de la PAC, aunque su nueva orientación, centrada en la contribución a la mejora del medio ambiente, abre nuevas oportunidades.
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El sector agroalimentario, que incluye no solo a agricultores y ganaderos sino también a todo la industria dedicada a la producción y comercialización de alimentos y bebidas, tiene en nuestro territorio un peso decisivo. Si al sector no le va bien, a la Región tampoco, puesto que es un motor productivo de gran capilaridad con impacto directo en la cuenta de resultados de las empresas de transporte, seguridad, tecnología agrarias, gestión de agua, restauración, seguridad, asesorías financieras y jurídicas, bancos y cajas... El peso del sector agroalimentario en el empleo regional alcanza el 21%, la tasa más alta de todas las comunidades, según el informe para el observatorio de Cajamar realizado por Joaquín Maudos, catedrático de Economía y director adjunto del IVIE en Valencia. Estamos entre los mejores productores del mundo de frutas y hortalizas porque llevamos siglos dominando las técnicas agrícolas, gestionando la escasez de agua e innovando en la generación de nuevas variedades más resistentes a plagas o con mejor rendimiento comercial. Además, el sector regional sabe vender y cumplir con los clientes de los mercados más competitivos y exigentes. Esta semana hemos reconocido a varias empresas regionales del sector en nuestros premios Agro y de Sostenibilidad Medioambiental por su excelencia comercial, gestión y transformación, exportación y producto.
A diferencia de otras comunidades, nuestra identidad no está ligada a una lengua sino a los alimentos que producimos. Lo que nos identifica y nos hace reconocibles en el resto de España son los limones, los salazones, el chato... que se cultivan o crían aquí y luego son convertidos en alimentos que ingerimos con un heterogéneo recetario, fruto de la fusión de diversas culturas milenarias. Luego si cultural y económicamente es tan importante este sector para la Región, habrá que apoyarlo, más aún ahora que Europa se ha fijado el reto de transformar la forma en que produce alimentos para alcanzar cero emisiones netas en 2050, revertir la pérdida de biodiversidad y restaurar áreas naturales degradadas.
Hace bien COAG analizando, en un informe conocido esta semana, el impacto para el sector regional que tendrá el calentamiento global en los próximos años porque la mayor amenaza es el negacionismo, que solo produce beneficios a los partidos populistas radicales que están en ascenso en Europa, en parte porque sus narrativas falsas calan en ganaderos y agricultores hastiados de una regulación que les asfixia, en parte porque la Comisión está pidiendo mucho a la vez y muy rápido. La UE hace lo correcto cuando formula políticas públicas siguiendo las directrices de sus comités científicos, pero debe explicarlas mejor y aplicarlas de forma que la transición sea eficaz y a la vez justa. Eso pasa, obviamente, por trabajar escuchando a los afectados y ayudando a su transformación. Estoy convencido de que el agro regional podrá superar los múltiples retos que se avecinan, como muchas de sus empresas ya están haciendo, pues se centrará en el desafío y sabrá reconocer que en quienes se empeñan en inflamar las posiciones más victimistas solo hay un interés político particular.
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