Agonía parlamentaria

Primera plana ·

Pedro Sánchez, que retiró el techo de gasto esta semana para evitar otra derrota en el Congreso, está dispuesto a agotar la legislatura, pese a que ya lleva 35 votaciones perdidas. La oposición ve difícil que pueda hacerlo con otro Presupuesto prorrogado. De nuevo queda todo en manos del prófugo Puigdemont

Domingo, 29 de septiembre 2024, 07:23

Leo que los Chicago White Sox van camino de hacer historia en las Grandes Ligas de Béisbol. Ya han alcanzado el ominoso récord de 120 derrotas en una sola temporada de las 162 posibles, que es el número total de partidos que juega cada uno de los 30 equipos, prácticamente cada día desde finales de marzo o principios de abril hasta finales de septiembre o principios de octubre. En la NBA, el número teórico de partidos que puede perder una franquicia es 82. En la liga de fútbol americano, 17. Y en la Primera División de nuestra liga de fútbol, 38. En las divisiones inferiores, donde juegan el Cartagena (2ª) y el Real Murcia (Primera RFEF.), hay teóricamente un límite de 42 y 38 derrotas, respectivamente. A la vista está que en todos esos deportes el sufrimiento es llevadero para los perdedores si lo comparamos con el béisbol, implacable y cruel.

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Y en política, ¿dónde está el límite soportable de derrotas? ¿Cuántas votaciones parlamentarias puede perder un Gobierno antes de verse forzado a tirar la toalla? Esta pregunta flota en el Congreso de los Diputados. Las elecciones generales son cada cuatro años y no siempre gobierna quien gana en votos, sino quien tiene más apoyos parlamentarios. Con plena legitimidad, Pedro Sánchez ocupa así La Moncloa, pagando, eso sí, un elevadísimo precio a los independentistas catalanes que no parece tener fin. Y aun así, desde el inicio de la legislatura en diciembre acumula 35 votaciones parlamentarias perdidas. La reforma de la ley de extranjería, los objetivos de déficit, la reprobación del ministro Marlaska, una ley rechazada (la del proxenetismo) y otra retirada, la del suelo, para evitar que crezca la larga lista de derrotas. Lo último ha sido retirar la propuesta del techo de gasto, un paso necesario para la elaboración de los Presupuestos del Estado de 2025, que no sale adelante por la negativa de PP, Vox y Junts, que exige para sí poco menos que la luna a cambio de su apoyo. El riesgo de otra prórroga presupuestaria es alto para un Gobierno que con esto no puede recurrir al decreto ley, del que tanto abusó en la anterior legislatura. El 27% de las normas aprobadas en 2022 fueron decretos leyes. La cifra escaló hasta el 32% en 2023, «confirmando el abuso que se hace de esta figura, con el consiguiente menoscabo de la función legislativa del Parlamento y del proceso parlamentario deliberativo», dice la Fundación Hay Derecho.

En el último Comité Federal del PSOE, Sánchez dijo que avanzaría «con determinación, con o sin apoyo de la oposición, con o sin concurso del poder legislativo». Una controvertida frase para dejar muy claro que hará todo lo posible para agotar la legislatura. ¿Podrá hacerlo con unos Presupuestos prorrogados por segunda vez? El ministro Óscar Puente cree que sí. También la secretaria de Estado María González Veracruz. No así Feijóo, que ha decidido no dar tregua al Ejecutivo en su momento de mayor debilidad. No son pocos los políticos y los analistas que ya especulan con un adelanto electoral en primavera, si los sondeos demoscópicos de los que disponga La Moncloa ofrecen una perspectiva favorable.

Seguir con una prórroga de las cuentas públicas del Estado impediría a la Región beneficiarse de una relajación del déficit. Como contamos esta semana, la Comunidad perdería más de 170 millones. En realidad, no es que llegue más dinero, sino que aumenta en ese montante el límite de gasto (y de endeudamiento) autorizado a la Comunidad en sus presupuestos sin incumplir la senda de estabilidad. Lo cierto es que sin nuevas cuentas públicas del Estado no podrán arrancar proyectos de infraestructuras que carecen de partidas en los Presupuestos vigentes, como el Arco Norte o la ampliación del tranvía hasta El Carmen, si es que las tres administraciones se retratan financieramente, que no se ve. En cualquier caso, el PP regional no se alejará del discurso marcado por Feijóo, que descarga la responsabilidad en Sánchez por apoyarse en los independentistas. En clave partidista, apoyar los Presupuestos estatales es regalar oxígeno a Sánchez y respaldar unas cuentas marcadas por las exigencias de Puigdemont, que a saber. La presión de Junts no solo condiciona y perturba a Sánchez. También somete al resto de socios de la investidura a una espiral de incertidumbre que los fragmenta. El resultado es que todos, desde el PNV a ERC, suben el precio de sus apoyos.

La situación del PP regional es bien distinta. Para aprobar sus Presupuestos López Miras solo necesita la abstención de Vox. Y eso es lo que probablemente ocurrirá porque Vox no votará en contra de las cuentas junto a PSOE y Podemos ni tampoco a favor, tras su espantada del Ejecutivo regional y las exigencias que ahora plantea. Ni en Madrid ni en la Región nadie declara querer un anticipo electoral, pero todos los partidos miran de reojo ese escenario mientras se preguntan dónde está el límite de sufrimiento de Sánchez en el Parlamento. Si hay alguien capaz de sobrevivir a esta agonía, ese es Sánchez, que aún tiene el poder del BOE, el control de los fondos europeos y el viento de cola del crecimiento económico. Unos y otros se imponen la máxima futbolera del Cholo Simeone: partido a partido, votación a votación, aunque cada votación sea un 'vietnam'. Sí, la política puede ser tan cruel como el béisbol, aunque sus grandes ligas se dirimen al término de cuatro años, no de seis meses. Y como dirían en la huerta, mientras rula no es chamba.

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