«A mi burro, a mi burro le duele la cabeza, y el médico le manda una gorrita gruesa». Cuando recién oí a Caudillito Sánchez ... proclamar que los populares, al votar en contra de su tramposo decreto ómnibus, han infligido a España un gran dolor social me vino inmediatamente a la memoria el recuerdo de la canción que hizo popular la mendocina Lucía Pérez Gerardi, conocida como Luli Pampín, cuya primera estrofa encabeza este artículo. ¡Qué dolor!, ¡qué tristeza!

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Caudillito Sánchez nos confunde con burros dando sin parar vueltas y vueltas a la noria, pero sabemos de sobra que para poder seguir durmiendo en La Moncloa pacta con sus socios cosas intragables, entre otras el regalo al PNV de un palacio en París, la subida de la luz y el IVA de algunos productos, varios impuestos, la protección a los okupas y, para que cuele, lo revuelve junto a la subida de las pensiones, ayudas al transporte público y a los damnificados por la dana. Manda a su equipo a negociar con Puigdemont, pero Puchi no traga, ya le ha tomado la medida a la nariz de Pinocho Sánchez, y el voto de los Junts hace decaer el decreto. Reunión de urgencia de los asesores monclovitas: hagamos de esta sonada derrota parlamentaria una oportunidad, la culpa de todo la tiene el PP, los fachas han provocado un gran dolor social. «A mi burro, a mi burro le duele el corazón y el médico le manda gotitas de limón». ¡Qué dolor!, ¡qué tristeza!

Nos quitamos las orejeras y vemos lo fácil que lo tiene el impostor: apoyar la proposición de ley que el Partido Popular ha presentado para revalorizar las pensiones, ayuda al transporte público y a los damnificados de Valencia, o convocar de urgencia un Consejo de Ministros para aprobar un decreto con solo estas tres medidas en la seguridad de que será validado. Trilero Sánchez se niega porque cree que muchos españoles somos tan tontos y tan burros que vamos a castigar a los peperos por infringirnos ese tremendo dolor social. El burdo relato no ha colado, urge suplicar a don Puchi, desde ahora presidente en la sombra, que no les deje caer, vuelta a Waterloo de rodillas, dispuestos a conceder al prófugo independentista todo lo que pida. «El decreto ómnibus no se trocea», bramaba don Sánchez. «La moción de confianza no se admitirá a trámite», anunciaba. Decreto troceado y proyecto de moción de confianza admitido. ¿Veremos indignidad mayor?, ¡sí!, la veremos, y muy pronto, antes de que estemos curados de espanto.

A Puigdemont, presidente del Gobierno en el exilio, empieza a no interesarle apoyar a Tramposo Sánchez: en Cataluña los de su partido no tocan bola, no gobiernan ni en la Generalitat ni en el Ayuntamiento de Barcelona, y cualquier bicoca que le arranquen a Sánchez se la apropia el tal Illa. El sanchismo es el que crece y no Junts, vaya negocio, pero Puchi sin Pedro no es nadie y viceversa. No es que al prófugo le guste que Feijóo esté en La Moncloa pero como víctimas, y no como socios, los independentistas pueden ganar un poder en Cataluña del que ahora carecen.

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España endeudada, muchos españoles no llegan a fin de mes, el crecimiento del que tanto presumen los sanchistas es un espejismo, crecemos por la deuda y el gasto público, el progreso se reserva solamente para el caudillito, su familia y sus devotos; sus cogobernantes, con Yoli a la cabeza, se hunden en las encuestas; su mujer, su hermano, su mejor amigo y compinche y su fiscal de cabecera van a sentarse pronto en el banquillo y tal vez se despeje la incógnita del 'número uno'. Sánchez no tiene el apoyo del Congreso y sabe que cualquier decisión judicial le puede hacer caer, por eso ha cambiado de táctica por si perdiera el poder político: quiere mandar en el Ibex, colonizar las instituciones, apropiarse del poder judicial y liderar la batalla europea contra Trump y la 'tecnocasta'. Le dan igual los Presupuestos, los pensionistas y los españoles, quiere llegar a 2027 con un inmenso y antidemocrático poder. Los honrados socialistas deberían forzarle a convocar elecciones y entonces podríamos corear con Luli Pampin: «A mi burro, a mi burro ya no le duele nada; el médico le manda una manzana asada».

N. B.: Feijóo, aun habiendo ganado el relato, ha decidido apoyar el decreto 'mínibus', o sea, al PNV, los okupas y a Caudillito Sánchez. ¡Lo que hay que ver!

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