En el año 2080 mis hijos pequeños serán sesentones, les queda toda una vida por delante. Yo ya llevaré tiempo muerto, así que no podré ... ver cómo les va, ni lo que ocurre entonces en el mundo. Quizás sea la imposibilidad de satisfacer nuestra curiosidad innata de lo que va a acontecer por lo que morirnos siempre nos venga mal.
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Aun sabiendo que no estaré allí, me resulta un ejercicio divertido pensar cómo será el mundo dentro de 60 años. Lo cierto es que los adivinos tienen mala prensa con razón. Siempre ocurren cosas imprevistas que dan pimienta a las vidas. Así que, antes de mirar hacia delante, es más seguro volver la vista atrás 60 años y ver qué ha pasado desde entonces. En 1960 el mundo ya era ciertamente moderno con muchos avances disponibles, aunque llegaban a muy pocas personas. La televisión, la píldora anticonceptiva y los primeros láseres ya existían. Los aviones, trenes y automóviles no eran muy diferentes a los actuales. Todos estos avances se fueron extendiendo en los países más desarrollados. Y otros, como el teléfono, era tan populares que ya se pensaba en cómo evolucionarían. Un recorte de periódico de 1963 llevaba el siguiente titular: «En el futuro, usted podrá llevar el teléfono en el bolsillo». Si imaginan los pesados teléfonos de baquelita del momento, esto parecía una broma. De hecho, en el artículo se especificaba que esto no ocurriría en muchos años. Y también pronosticaba que llegaría un teléfono con imágenes en el que, además de oír a la otra persona, se la podría ver. Hemos necesitado cincuenta años para que se hayan cumplido con creces estas previsiones.
En otros ámbitos, piensen en la situación del cáncer en esa época. Mi recuerdo de niño es que quienes tenían cáncer morían necesariamente tras unos penosos procesos. El cáncer era una sentencia de muerte con tratamientos bastante ineficaces basados en cirugías invasivas y radioterapia poco precisa. Ahora, muchos cánceres son tratables y millones de personas sobreviven durante décadas a la enfermedad, aunque sigue siendo fatal en muchos casos.
En 2080 es muy probable que las terapias ahora en desarrollo, y otras que no imaginamos, estén plenamente incorporadas en la práctica médica haciendo del cáncer un proceso curable en la mayoría de los casos. El conocimiento de los mecanismos celulares, el uso de técnicas de edición genética y la nanotecnología nos equiparán con tratamientos y vacunas efectivas. Esto me lleva a imaginar cómo evolucionará la esperanza de vida. La media en el mundo era de solo 53 años en 1960, y aumentó hasta 73 en 2020. Suponiendo un ritmo de crecimiento mundial como el de los últimos 60 años, en el que solo ha habido dos años en los que la economía decreció, 2008 y 2020, quiero pensar que la esperanza de vida media en la mayor parte del mundo superará en 2080 los 95 años, con muchos individuos sobrepasando con creces los 120 años.
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Ya notan que mi extrapolación es optimista, pensando que el ingenio humano seguirá desarrollándose en un entorno social razonablemente fértil. Por supuesto, las amenazas en forma de enfrentamientos locales o guerras generalizadas con armas no convencionales son posibles. Pero si en una parte sustancial del mundo siguen predominando los sistemas democráticos con pautas de una razonable redistribución de la riqueza, el futuro seguirá siendo mejor para cada vez un mayor número de personas.
Volviendo a los teléfonos, es posible que dejen de llevarse en los bolsillos, para tenerlos puestos permanentemente. El llamado 'transhumanismo', con la inclusión de microimplantes, estará plenamente desarrollado. La ventaja de no dejarse nunca olvidado el teléfono tendrá, sin duda, la desventaja de que tampoco se podrá olvidar a propósito. Por otro lado, quiero imaginar que el acceso a energía limpia y barata será universal y descentralizado. Esto llevará a un mundo donde la geopolítica no dependa de productores de energías fósiles que las utilicen como chantaje.
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Tengo mis dudas sobre cuál será la situación de las libertades individuales en un mundo donde el control de cada individuo podrá ser tecnológicamente muy extremo. Las canas al aire de cualquier tipo ocurrirán en los mundos virtuales disponibles. La integración sensorial completa hará que la vida en el mundo virtual sea casi indistinguible de la real. Estas vías de desahogo tendrán tal impacto que la organización social sufrirá probablemente un cambio muy profundo. Los nostálgicos del pasado puede que se organicen en lugares remotos o en zonas colonizadas del espacio exterior. Una pena no llegar a ver todo esto.
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