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Operarios de Worlmark plantando un seto sobre un lomo de tierra en Mazarrón. JORGE SÁNCHEZ
Vamos a poner barreras al campo
Nuestra Tierra

Vamos a poner barreras al campo

Las ayudas de los fondos 'Next Generation', junto a las investigaciones de entidades como el Imida y el Cebas, van a impulsar en los próximos años una notable implantación de setos entre los cultivos, con los que se trata de beneficiar al medio ambiente y la agricultura

Martes, 14 de marzo 2023, 00:09

No se pueden poner puertas al campo, ni conviene. Pero sí se pueden levantar muros (verdes), y, de hecho, interesa para defender los suelos agrarios del excesivo desgaste al que son sometidos por la agricultura intensiva. Los propios fondos Next Generation, asignados por la Unión Europea para la recuperación económica tras el impacto de la pandemia de covid-19, dedican parte de sus inversiones «a la instauración de barreras vegetales» en las explotaciones agrícolas. Estas instalaciones ya llevan camino de presentarse, a la vuelta de unos años, «como un elemento relativamente común en los paisajes agrarios de Murcia».

Lo explica el investigador Gonzalo González Barberá, del departamento de Conservación de Suelos y Agua del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC). La disposición de setos, «y otras estructuras similares», detalla, son «actuaciones obligatorias» si se optan a las nuevas ayudas europeas. Con ellos se busca «corregir los impactos ambientales de las actuaciones que se contemplan en cada proyecto» del plan, financiado por estos fondos, para la mejora de la eficiencia y la sostenibilidad en regadíos.

Operarios de Worlmark plantando un seto sobre un lomo de tierra en Mazarrón. Margaritas marítimas en un seto con polinizadores. Barrera vegetal en la explotación jumillana García Vargas. Jorge Sánchez / Imida
Imagen principal - Operarios de Worlmark plantando un seto sobre un lomo de tierra en Mazarrón. Margaritas marítimas en un seto con polinizadores. Barrera vegetal en la explotación jumillana García Vargas.
Imagen secundaria 1 - Operarios de Worlmark plantando un seto sobre un lomo de tierra en Mazarrón. Margaritas marítimas en un seto con polinizadores. Barrera vegetal en la explotación jumillana García Vargas.
Imagen secundaria 2 - Operarios de Worlmark plantando un seto sobre un lomo de tierra en Mazarrón. Margaritas marítimas en un seto con polinizadores. Barrera vegetal en la explotación jumillana García Vargas.

El Cebas, desde Murcia, se ha encargado de coordinar la redacción de una serie de directrices ambientales que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación encomendó al CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) para que esos proyectos alentados por Europa cumplan el principio de «no dañar el medio ambiente». Se trata de intervenciones para la modernización de numerosas comunidades de regantes de toda España, como la instalación de sistemas de energía fotovoltaica, la mejora de redes de distribución, el establecimiento balsas de regulación, etc., que deben contar con sus correspondientes líneas de vegetación que aminore su impacto en la naturaleza.

Un grupo operativo específico ha plantado 15 kilómetros de estas estructuras para evaluar bien sus beneficios

No es una estrategia nueva. Antes de la pandemia, y de que Bruselas se lanzase a aminorar sus daños con este tipo de actuaciones sostenibles, se creó en la Región el Grupo Operativo 'Setos Multifuncionales para la Agricultura y Biodiversidad en la Región de Murcia'. En él, el Cebas, como encargado de estudiar la capacidad de estas barreras vegetales para evitar la erosión y las escorrentías, e incluso favorecer la retención de carbono, ha trabajado junto al Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida, dependiente del Gobierno regional), y la Asociación de Naturalista del Sureste (Anse). La primera ha sido la responsable de evaluar variables clave para diseñar el seto apropiado para cada caso, como las plantas y la fauna que acogen.

Porcentaje de enemigos naturales contra plagas hallados en muestreos de setos

Mientras que la organización conservacionista ha actuado como agente de innovación de una iniciativa en la que se han implicado más agentes del sector. Entre ellos figuran como socios la comunidad de Regantes Arco Sur Mar Menor, la empresa BF Agrícola 4G (filial del gigante francés de la alimentación Bonduelle), la mazarronera Worlmark Alimentos Ecológicos, las firmas aguileñas Castillo de Chuecos y Ecoagrícola El Talayón, y las jumillanas Casa Pareja y Frutas García Vargas. Todos ellos están integrados en la llamada Asociación Paisaje y Agricultura Sostenible, promotora del proyecto.

«En un lustro podríamos ver los setos algo común en los paisajes de Murcia», apunta Juan Antonio Sánchez, del Imida

Su objetivo básico es la creación de separadores verdes entre parcelas, preferentemente de vegetación autóctona, para compatibilizar al mismo tiempo la actividad agrícola con la protección del medio ambiente, de acuerdo con el responsable del equipo de Control Biológico y Servicios Ecosistémicos del Imida, Juan Antonio Sánchez. El proyecto regional, que arrancó en 2019, concluyó en 2021 con la plantación de más de 28.000 ejemplares de distintas especies en más de 15 kilómetros lineales de setos en distintas fincas de Águilas, Mazarrón y Jumilla.

Porcentajes de distintos grupos de insectos polinizadores aparecidos en setos

«No se realizaron pequeños ensayos, sino intervenciones importantes sobre explotaciones en funcionamiento», aclara Jorge Sánchez, biólogo de Anse. De este modo, continúa, se ha creado «un modelo de diseño de setos multifuncionales de gran flexibilidad que se puede adaptar a las necesidades particulares de cada explotación», al tiempo que se ha dinamizado «a un colectivo de agricultores, empresas, asociaciones, centros de investigación de ONG trabajando coordinadamente en una meta».

Imitación entre productorres

De momento, explica González Barberá, ya están logrando que parte del sector se esté concienciando de la importancia de estas estructuras vegetales: «De manera más relevante en cuerpos técnicos de empresas y asociaciones profesionales, y también en determinados agricultores que ocupan nichos específicos de mercado donde se valora la reducción del impacto ambiental de la agricultura», precisa. El reverso, «desgraciadamente», se lamenta González Barberá, es que «entre el agricultor medio no creo que haya gran concienciación, más bien escepticismo e incluso una cierta opinión negativa». El siguiente paso, dadas experiencias precedentes sobre la implantación de innovaciones agrarias, es esperar a que los éxitos que cosechen los agricultores que ya se han lanzado a la habilitación de setos sean imitados por sus vecinos. «La adopción de la práctica no se produce por coerción sino por el ejemplo demostrativo», resume Juan Antonio Sánchez, y «lo que toca ahora en Murcia es fomentar este aspecto», remata.

«Entre el agricultor medio hay escepticismo e incluso cierta opinión negativa», apunta Gonzalo González Barberá, del Cebas

Es la misma línea en la que trabaja Europa. En las iniciativas apoyadas por los fondos Next Generation figuran igualmente inversiones para promover «actuaciones recomendables y demostrativas» ambientalmente beneficiosas y que favorecen la producción agraria. Y aquí, «de nuevo, gran parte de las medidas contempladas se refieren a estructuras vegetales como los setos», explica González Barberá. Como consecuencia, augura, «durante los próximos dos años veremos aparecer en muchas zonas de agricultura intensiva de España gran cantidad de setos y estructuras vegetales asimilables».

Plantación junto a un talud de un embalse de riego. Seto antiderivas perimetral (a la derecha) en la explotación jumillana de Casa Pareja. Sacha Dauriac / Jorge Sánchez
Imagen secundaria 1 - Plantación junto a un talud de un embalse de riego. Seto antiderivas perimetral (a la derecha) en la explotación jumillana de Casa Pareja.
Imagen secundaria 2 - Plantación junto a un talud de un embalse de riego. Seto antiderivas perimetral (a la derecha) en la explotación jumillana de Casa Pareja.

Las medidas europeas están detrás de este pronóstico que también es, «en parte, producto del trabajo previo del Grupo Operativo 'Setos Multifuncionales para la Agricultura y Biodiversidad en la Región de Murcia'. «En este momento», revela el investigador, «se está preparando un proyecto para el programa [de investigación e innovación] Horizonte 2020 de la UE que permitiría escalar los resultados del grupo operativo a muchas más explotaciones».

Con estas premisas, sintetiza Juan Antonio Sánchez, «al cabo de un lustro podríamos ver los setos como un elemento relativamente común en los paisajes agrarios de Murcia, no solo en el Mar Menor, donde son obligatorios». La llegada de nuevas generaciones de agricultores y técnicos, «más receptivos a estas ideas, y el recambio generacional, contribuirá a su difusión», concluye. Paradójicamente, apostilla Sánchez, del Imida, «en el proyecto hemos visto que la implantación de setos es más sencilla en la agricultura intensiva, donde tiene un coste marginal menor».

Un muro para ayudar al Mar Menor

Los setos fijan carbono, con lo que contribuyen a mitigar el cambio climático; sirven de alimento y refugio a polinizadores y enemigos naturales de las plagas en los cultivos y, además, entre otros beneficios, «en el campo de Cartagena hemos comprobado que disminuyen la cantidad de nitrato respecto al campo adyacente», explica el científico del Imida Juan Antonio Sánchez. De momento, ya es posible «ver muchos kilómetros de seto que han sido implantados a raíz de las normas aprobadas» sobre el Mar Menor. El problema, para Gonzalo González Barberá, investigador del Cebas, es el argumento con el que se están instalando estas estructuras. «No podemos ignorar que, por lo que respecta a la implantación de los setos en el Mar Menor, el hecho de que haya sido una acción obligatoria por normativa, y no voluntaria, no ayuda a que el agricultor la interiorice como una opción a manejar». De momento no se ha realizado un balance detallado de lo que se ha logrado con estas actuaciones, «aunque desde el Cebas en breve se va a comenzar una investigación sobre ello». En todo caso, advierte, los setos en el Mar Menor «no son la panacea». Pueden limitar el aporte de escorrentías y sedimentos a la albufera, pero «podrían ser mucho más eficaces en el contexto de un rediseño global de estas explotaciones» de agricultura intensiva que se han configurado en la zona durante las últimas décadas.

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