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Como hordas de guardias del malvado cardenal Richelieu, millones de mosquitos amenazan la paz durante los meses más calurosos. Hace falta mucha pericia y mucho esfuerzo conjunto para enfrentarse a tan poderoso enemigo. Aviones, vencejos y gaviotas componen la terna de aves migratorias que cada primavera llega lista para sanear nuestras calles, al modo en que los tres mosqueteros limpiaban el nombre de la reina de Francia. La evocación a los famosos Athos, Porthos y Aramis es de Ecologistas en Acción, que este año han lanzado de nuevo su campaña 'Las Tres Mosquiteras', en una alegoría directa a la afamada novela de Alejandro Dumas, y a la que nuestras protagonistas también remiten por pericia en su incansable lucha contra los pequeños zancudos.
«Son insectívoras, lo que hace de estas especies agentes fundamentales para el control de plagas, que afectan tanto a cultivos como a nuestra salud», explica la organización conservacionista en la información facilitada con motivo del Día Mundial de las Aves Migratorias, el pasado 13 de mayo. Esa jornada arrancó una nueva edición (llevan tres) de su iniciativa para «concienciar a la sociedad civil sobre la necesidad de un mayor esfuerzo colectivo por la conservación de las aves migratorias urbanas», y que se focaliza particularmente «en las tres especies de insectívoros con mayor presencia en nuestras ciudades y pueblos». Se trata del vencejo común ('Apus apus'), la golondrina común ('Hirundo rustica') y el avión común ('Delichon urbicum'), que desde hace unas semanas ya están entre nosotros nidificando y reproduciéndose como cada año.
Un solo vencejo, por ejemplo, puede acabar con más de 1.000 insectos en un solo día (15 kilos en un año). Esta fantástica ave no para ni para dormir, literal. No solo come en el aire, incluso bebe, copula y hasta duerme en pleno vuelo, para lo que asciende a 2.000 metros a descansar sin dejar de mover sus alas. Solo se posa para criar en los nidos que suele fabricar en huecos altos de fachadas y tejados.
El reverso de la ayuda que nos prestan estos animales es nuestra infame contraprestación. «En áreas urbanas y cascos históricos es habitual ver cómo se destruyen colonias enteras debido a obras de construcción y rehabilitación de edificios o infraestructuras o restauración de fachadas por no respetar los espacios y época de cría»; a lo que se suma con frecuencia «que el diseño final de estas actuaciones no se adapte para que puedan volver a ubicarse las colonias destruidas», denuncian los conservacionistas en la nueva campaña. De ahí que han elaborado un modelo de ordenanza municipal para la protección de espacios de nidificación y refugio de fauna silvestre urbana «que ayude a los ayuntamientos a garantizar el cumplimiento de la ley» protectora de estas heroínas aladas.
El naturalista Rubén Vives, uno de los hombres fuertes de Ecologistas en Acción en la Región de Murcia, echa mano del Ayuntamiento de la ciudad albacetense de Almansa, a escasos kilómetros de Yecla, para mostrar la viabilidad de las actuaciones que propone. Su Corporación aprobó en 2016 una ordenanza que permite denegar licencias de obras durante los períodos de cría, y en la que se tienen en cuenta los registros de colonias en la edificación para que puedan preservarse. Los consistorios castellonenses de Vinarós y Benicarló también son buenos ejemplos de cuidado de estas aves, para las que incluso instalan casas nidos en cubiertas y fachadas de edificios públicos.
Se trata de ejemplos todavía muy poco comunes. Lo habitual sigue siendo el maltrato, y no solo en el ámbito urbano. La Dirección General de Medio Natural añade entre los males que causamos a estas especies los derivados de «la agricultura intensiva y el uso de pesticidas en áreas rurales», y también urbanas.
Con tanto castigo a nuestras benefactoras, se ha producido un importante descenso en sus poblaciones en las últimas dos décadas. Vives explica que los datos más fiables recogen un desplome del 50% en la presencia de golondrinas comunes entre 1998 y 2018 y de un 40% de vencejos comunes en los últimos 21 años. En el caso del avión común, y a pesar de sufrir las mismas amenazas de las otras dos, «no se ha registrado un descenso poblacional alarmante de momento». Los expuestos son datos referidos al conjunto del país, donde a las especies más afectadas ya se les considera en situación 'vulnerable' (Libro Rojo de las Aves de España). Para la Región, en cambio, no hay información desglosada, ni tampoco «catalogación ni planes de programa de actuación para ninguna de estas especies», lamenta Vives.
Preguntados sobre las actuaciones en defensa de estas especies, los responsables de la Dirección General del Medio Natural de la Región aluden al papel del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle, en el municipio de Murcia, donde los vencejos componen la especie que más entradas de animales necesitados de ayuda registran. «El hecho de ser aves urbanas y la creciente concienciación ciudadana han llevado a un aumento en su rescate cuando se encuentran en el suelo», explican, al tiempo que apuntan las dificultades que se encuentran para su recuperación, por «su negativa a ingerir alimento en condiciones de cautividad». Únicamente «personal debidamente capacitado para evitar dañar al animal y minimizar su socialización con los humanos» puede manejarlos. El centro cuenta con profesionales preparados para hacerlo y además tiene suscrito un convenio con la organización conservacionista SOS Vencejos con el que facilitar la tarea.
Finalmente, añade la fuente, la entidad dependiente de la Consejería de Medio Ambiente también están «diseñando una campaña de concienciación que contará con acciones para diferente tipo de público, como eventos de ciencia ciudadana para la colocación de cajas nido para estas aves o actuaciones específicas para el público escolar», mientas continúa su «línea de divulgación a través de las redes sociales, medios audiovisuales y folletos temáticos».
De este modo, no solo se estaría ayudando a las tres especies, porque entre las filas de las mosquiteras, como apunta el naturalista y educador ambiental Ángel Guardiola, coordinador del 'Anuario Ornitológico de la Región de Murcia', también se cuenta con la golondrina dáurica ('Cecropis daurica'), el avión zapador ('Riparia riparia'), el vencejo real ('Tachymarptis melba'), el vencejo pálido ('Apus pallidus') «y dos rarezas, con muy pocas observaciones, que son el vencejo cafre y el vencejo moro» ('Apus caffer' y 'Apus affinis', respectivamente).
Todas actúan «como aliados en las luchas contras las plagas de cultivos y los insectos perjudiciales para la salud humana». Más respeto, menos destrucción de nidos y más control sobre los fitotosanitarios, reclaman los especialistas. Seamos uno a favor de ellas como todas ellas van a favor de cada uno de nosotros.
Las tres aves principales que cada temporada se afanan en librarnos de las picaduras de los mosquitos están incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. La Ley estatal 42/2007, de Patrimonio Natural protege de forma efectiva a estas aves, sus crías y sus huevos. Además, el Artículo 334 del Código Penal establece penas de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses a quien «realice actividades que impidan o dificulten su reproducción o migración». Y, sin embargo, sus poblaciones siguen descendiendo, denuncia Ecologistas en Acción, que estima que desde 1998 se ha producido una caída del 40% en las poblaciones de vencejo común en la zona mediterránea.
Para la golondrina es peor, su declive en este tiempo se calcula en un 50%. La última actualización del Libro Rojo de las Aves de España, del año 2021, sitúa a ambas especies en categoría 'vulnerable'. En cuanto a la Región de Murcia, la Dirección General de Medio Natural afirma que vencejos, golondrinas y aviones «no se encuentran amenazadas en la Región de Murcia, pero están catalogadas como 'Especies en Régimen de Protección Especial' y, ojo, la destrucción de sus nidos está penada por ley con multas de hasta 200.000 euros».
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