
El británico John Girdley (Grimsby, 1955) vivió muchos años en Lancaster, en cuya universidad estudió Ciencias Ambientales y Física, y, después, ejerció como profesor de Física y Electrónica para alumnos de entre 8 y 18 años. Durante este periodo de su vida, Girdley, amante de la naturaleza, introdujo como asignatura las Ciencias Ambientales en su centro de trabajo. Representante sindical de los profesores en los últimos 15 años de su vida laboral, fue «el máximo representante sindical de los profesores 12 años», hasta retirarse en septiembre del año pasado. «Mi intención siempre ha sido jubilarme en España. ¡Fucking 'Brexit'! -¡Jodido 'Brexit'!-», exclama fastidiado ante la incertidumbre, doce años después de haber establecido su segunda residencia en la Región de Murcia. Recuerda que, gracias a un programa de televisión británico, supo de la Región y acabó comprándose una casa en Hacienda Riquelme, de Sucina. «La verdad es que fue porque la Costa del Sol era demasiado cara para mí», se sincera, aunque no se arrepiente. Y explica que hace unos años cambió la observación de aves, «ya había visto todo lo que se puede ver en Europa», por el estudio de las polillas y micropolillas.
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-¿Cuál es su relación con la naturaleza?
-Toda mi vida me ha gustado estar fuera, a la intemperie, disfrutando del entorno. Cuando era muy joven hacía alpinismo y montañismo [dice mientras muestra una foto suya, en blanco y negro, escalando una enorme y vertical pared]. No hay nada que me guste más que madrugar y escuchar a la naturaleza; y estudiarla.
-¿Cuál es el principal problema del planeta actualmente?
-El calentamiento global, por el que lugares como Murcia se están volviendo cada vez más y más áridos; el movimiento de zonas climáticas y su negación por líderes mundiales como Trump. Yo solo puedo hacer mi pequeña parte, lo demás lo tienen que resolver los políticos. Analizando los datos que se recopilan en Inglaterra, se constata que las diferentes especies de insectos se están desplazando hacia el norte. Ahora hay algunas especies que jamás se habían visto en mi tierra y, especies que antes había, se han desplazado más al norte. Estaría bien poder recopilar datos similares en Murcia para documentar lo que ocurre aquí.
-¿Qué le parece el movimiento juvenil 'Fridays for future'?
-En Inglaterra ha habido huelgas escolares contra el cambio climático, y las apoyo. Pienso que no andan desencaminados. Tienen toda la razón.
-¿Cree que los políticos les harán finalmente caso o seguirán a lo suyo, ignorándolos?
-Desafortunadamente, el dinero manda. Desde hace 40 años les hablo a los alumnos sobre cambio climático, pero nadie parece escuchar.
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-¿Qué hace, a nivel personal, para tratar de reducir el daño al planeta?
-Lo mismo que el resto de gente. Reciclar todo, pero, claro, vuelo en avión a España y, cuando voy a buscar las trampas de polillas, tengo que ir en coche. Pero, intento vivir una vida ética. No obstante, a nivel individual no creo que podamos marcar mucha diferencia, pero procuro alentar a los demás para que se comporten de forma ética. Aun así, yo soy muy político y, si puedo aplicar presión a los políticos, lo hago.
-Si lleva 40 años divulgando el cambio climático, será consciente de que hay que cambiar de hábitos. ¿Cree posible que el mundo tenga un desarrollo sostenible real?
-Estamos mejorando mucho continuamente. Hace 40 años, todo se tiraba; ahora, prácticamente todo se recicla. Los coches consumen menos. Por ejemplo, el alcalde de Londres ha prohibido en el centro la circulación de los coches contaminantes. Se va mejorando y hay presión política, pero las cosas de palacio van despacio.
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-¿Cuidamos suficiente la naturaleza en la Región de Murcia?
-No. Una cosa que no me gusta, por ejemplo, es que en España sigue habiendo muchos cazadores. También creo que no se hace lo suficiente para conservar el agua. Y tampoco apruebo el hecho de arar una ladera de monte para la práctica de la agricultura y que luego nada se plante en ella. De hecho, hace un par de días estuve en una de estas zonas en las que la naturaleza se había reapropiado del terreno arado.
-¿Qué opina de la defensa de la caza como control de la fauna?
-Los cazadores siempre van a decir eso. Las cifras de aves rapaces en Murcia, por ejemplo, son muy bajas. En Andalucía, Extremadura y Pirineos, por ejemplo, hay muchas águilas, buitres,... Esta zona es la que menos aves rapaces tiene de toda España. Tiene que ser debido a la caza, porque el hábitat está. Si hubiera más rapaces y linces controlarían la presencia de conejos y zorros. Ayer, cuando fuimos a Los Ginovinos, teníamos que ir conduciendo muy despacio para no atropellar conejos. Y los zorros visitan mis trampas de polillas todos los días. Si estuviera bien equilibrado el entorno, no habría problema.
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-Chocará a muchos que un inglés, donde la caza del zorro es deporte nacional, critique la caza. ¿Defiéndase?
-Sí, pero en Inglaterra se ha prohibido ahora la caza de zorros con sabuesos y hay que controlar sus poblaciones porque hay demasiados. No obstante, es un problema que hemos generado nosotros.
-Si pudiera, ¿qué medida tomaría para conservar el medio ambiente?
-No conozco Murcia suficientemente bien, pero, a nivel mundial, controlaría el desarrollo urbanístico. Pienso que, en el pasado, en España ha habido un desarrollo urbanístico descontrolado. La Manga debería ser en su momento un hábitat natural impresionante y ahora son 30 kilómetros de apartamentos y hoteles.
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-Proponga un reto a los lectores para reducir su impacto en el planeta.
-Preferiría intentar animar a los políticos a moverse, porque si hay intención política puedes limpiar una playa o una montaña entera.
-Pero, esto ya lo están consiguiendo con iniciativas ciudadanas...
-Es estupendo lo que hace la ciudadanía voluntariamente, pero es muy importante convencer a los políticos para que inviertan dinero y la iniciativa venga de arriba. Ven los políticos que lo hace la ciudadanía y, como les están resolviendo el problema, no hacen nada. No obstante, ya que estoy estudiando las polillas y micropolillas de la Región, pediría a la gente que las respete, porque cada una de las especies tiene su papel en los ecosistemas.
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Hacienda Riquelme (Sucina) es el rincón favorito del naturalista británico John Girdley en la Región, aunque, sin dudarlo, añade: «Me encanta el sureste de Murcia y las montañas de la Costera Sur, que son las que estoy estudiando, y Calblanque o la playa de La Llana, toda esa zona». Una decisión cantada si se sabe que, pese a no haber jugado nunca al golf, es residente temporal en esta urbanización de la pedanía murciana de Sucina. Y aclara los motivos: «Me encanta el sol y, en Murcia, el cielo siempre está azul. No como en Inglaterra, que es gris. Además, si vas por el collado de Los Ginovinos, las vistas son espectaculares -dice refiriéndose al paisaje lunar-; el aire es limpio y el agua del mar está templada en verano», sonríe convencido.
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