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Recreación de un grupode homínidos en un yacimientodel sureste peninsular descuartizandoun 'Mammuthus meridionalis'. Mauricio Antón
Aquí, hace diez millones de años
Nuestra Tierra

Aquí, hace diez millones de años

Un libro colectivo, elaborado por más de una docena de especialistas y que acaba de publicarse, recrea la cambiante presencia de mamíferos en el Sureste de España durante los últimos 100.000 siglos

Miércoles, 24 de mayo 2023, 11:53

La máquina del tiempo no es un habitáculo lleno de relojes o pantallas digitales en los que el usuario ve pasar los años, a la velocidad del rayo, hasta llegar al momento de su interés. La máquina del tiempo, que existe, está bajo nuestros pies. La ciencia ya es capaz de desentrañar cómo era nuestro mundo hace 10.000 años, o hace 100.000, o un millón, o mucho más. Si la programamos cincuenta años atrás, hasta 1973, seremos testigos del momento en el que el geólogo y paleontólogo francés Christian Montenat presentó en la Universidad de Orsay los primeros trabajos acometidos para leer en la tierra el pasado ambiental del sureste peninsular. Su extenso informe, contenido en más de un millar de páginas de tesis, abarca los períodos neógeno y cuaternario en el Levante español, lo que equivale a un periodo que se extiende hasta hace unos 23 millones de años.

Desde ese momento en que Montenat puso en el mapa de la paleontología localidades como Librilla y la Alberca, los estudios no han dejado de sucederse, hasta alcanzar un conocimiento acumulado que se resume en las algo más de 200 páginas del libro que hace unos días ha visto la luz titulado 'Dientes de sable, jirafas y encebras'. En este medio siglo de trabajos, la máquina del tiempo colectiva, que han pergeñado los investigadores que han explorado estos territorios, ha viajado al pasado en Fortuna, hasta hace unos nueve millones de años, donde han localizado multitud de huesos de micromamíferos, pero también otros de grandes animales, como el enorme mastodonte, de más de tres metros de altura y seis toneladas de peso, y el hipparion, una suerte de caballo prehistórico más pequeño que el actual.

De nuevo ha pasado por Librilla, donde el alegórico artilugio ha evidenciado la llegada desde África de viejos parientes de los actuales camellos, entre otros, hace unos seis millones de años. Se ha desplazado al Puerto de la Cadena, que ahora comunica Murcia con Cartagena, y donde se ha evidenciado la presencia en el Plioceno (hace entre 5,3 y 2,6 millones de años) de tortugas gigantes, rinocerontes, primates y ancestrales taxones de las actuales jirafas, por ejemplo.

Huellas fosilizadas de 'Paracamelus' en Jumilla. Cayetano Herrero

También ha remontado el cronógrafo desde hace 2,6 millones de años buscando el aspecto de la primera Europa que contempló el ser humano en el yacimiento de Quibas, en Abanilla, y se ha trasladado a tiempos muchos más cercanos, apenas unos cientos de siglos, para descubrir los mamuts, rinocerontes, caballos, hienas, jaguares y demás animales que recorrían, junto a los humanos, los alrededores de la cueva Victoria, cerca de La Unión. Estos son algunos de los lugares y épocas a las que la ciencia se ha podido asomar gracias a los nuevos hallazgos y las mejoras técnicas del último medio siglo, que cada vez ofrecen unas imágenes más nítidas de los antiguos paisajes de estas tierras.

Muchas de esas plasmaciones, que con frecuencia solo alcanzan a ver los iniciados en el manejo de ese ingenio que les traslada por diferentes épocas, se muestran con todo esplendor en la obra editada ahora por el paleontólogo Pedro Piñero y los profesores Trino Ferrández y Chema Catarineu.

'Dientes de sable, jirafas y encebras' actúa de cuaderno de bitácora resumido de ese extenso viaje a lo largo de 'Diez millones de años de evolución de los mamíferos en el sureste ibérico', como lleva por subtítulo. Su contenido perfila esos antiguos hábitats y también los modela en unas cuidadas ilustraciones firmadas por artistas del nivel de Mauricio Antón, Jorge Blanco, Ángel Cabrera, José R. Castelló, Rubén Guerrero y María Lería, que nos trasladan a la apariencia que presentaba la Región en remotas épocas. Además se incluyen fotografías actuales sobre las especies las especies que hoy día, o hasta hace bien poco, campan por aquí.

Colaboración infrecuente

En el libro han participado, trabajando en equipo, biólogos, paleontólogos, geólogos, ambientólogos, ecólogos y zoólogos, «lo que no resulta tan frecuente», como se recoge en su presentación. Y además lo han hecho de manera altruista, ya que más allá de la satisfacción de haber participado en una obra colectiva de semejante dimensión, la más de una docena de autores no va a recibir un euro por su venta.

Los beneficios íntegros de la comercialización de la obra irán destinados a continuar las investigaciones en el yacimiento abanillero de Quibas, donde desde hace ocho años se trata de reconstruir cómo era la Región de Murcia de hace un millón de años.

Paisaje similar al que hubo en el Puerto de la Cadena hace cinco millones de años. Mauricio Antón

La máquina del tiempo que sugiere 'Dientes de sable, jirafas y encebras' no solo mira atrás. El otro gran objetivo de esta obra colectiva es facilitar los estudios que están por venir. «Nos gustaría que este esfuerzo sirviera a otros investigadores en activo como referencia para futuros trabajos, e igualmente para que las nuevas generaciones de científicos, vinculados a este apasionante mundo de la mastozoología en un sentido amplio, tuvieran un punto de partida y un estímulo para continuar profundizando en el conocimiento de las vidas y hábitos pasados y actuales de este singular grupo de animales que integramos los mamíferos», explican sus editores. Es la mirada al pasado que nos traerá el futuro.

El paleontólogo Jordi Agustí, de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea), explicita en el primer capítulo del libro ese viaje previsto al futuro de la investigación de nuestro pasado con más misiones en algunos de los lugares señalados y en otros nuevos de gran potencial, entre los que se encuentra el territorio de Caravaca.

Además cita los trabajos que ahora se están desarrollando en yacimientos de tanto interés como los de la Cueva Negra, en Fortuna, y la Sima de las Palomas, en el Cabezo Gordo de Torre Pacheco. De este modo, tras un repaso por los últimos 50 años de investigaciones sobre la evolución de los mamíferos en el sureste ibérico, el profesor Agustí detiene un momento la máquina del tiempo en el presente, sobre el que ofrece un «diagnóstico claro», al afirmar: «La paleontología de mamíferos en Murcia goza de una excelente salud».

Además de los textos y las ilustraciones, el libro, publicado por la Editorial Diego Marín, con la colaboración de Ecologistas en Acción, la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse) y la Sociedad de Estudios Biológicos Iberoafricanos, completa su información con distintos gráficos, cuadros y mapas para facilitar el ambicioso proyecto de resumir diez millones de años de evolución hasta ponerlos a nuestro alcance. Si eso no es la máquina del tiempo que regrese un felino dientes de sable como el que ilustra la portada y nos devore.

La llegada del ser humano que lo cambió todo

'Dientes de sable, jirafas y encebras' se mueve en un territorio que abarca más de tres millones de hectáreas, repartidas entre las actuales provincias de Albacete, Alicante, Almería, Granada y Murcia (esta última ocupa más de un tercio de todo ese extenso territorio), con un desnivel de más de 2.000 metros, y lleno de contrastes. Ahora exactamente 68 especies de mamíferos recorren sus paisajes terrestres y marinos (hay nueve cetáceos), incluidas seis de reciente introducción (perros, gatos, cerdos vietnamitas, gamos, muflones de Córcega y arruí).

Si movemos al revés las manillas de nuestra máquina del tiempo, el libro nos descubre más mamíferos que estuvieron ligados a estas tierras. Es el caso de las siete especies extintas en tiempos históricos: el uro, la encebra o zebro, el oso, el lobo, la foja monje, el castor y el lince ibérico, que ahora se trata de reintroducir.

Saltando varios millones de años atrás, se perciben notables cambios en el aspecto del paisaje, que apunta a rasgos subtropicales en muchos casos, y en los animales que lo poblaron. Es ahí cuando aparecen mastodontes ('Mastodontidae'), tigres dientes de sable ('Machairodus'), antiguos osos de casi tres metros ('Agriotherium') y camélidos, como el 'Paracamelus' que dejó sus huellas con toda nitidez en el yacimiento de la Hoya de la Sima, en Jumilla. En este municipio también se encuentran pisadas de especies de dientes de sable de más de 130 kilos ('Felipeda), rinocerontes ('Rhynoceripeda'), cánidos de largas extremidades (Canipeda) y grandes osos ('Ursipeda').

Los largos periodos glaciares (unos 80.000 años) seguidos de épocas cálidas más cortas (unos 20.000 años), que siguieron a los más cortos que comenzaron hace unos 2,6 millones de años (duraban unos 20.000 años cada periodo frío y otros tantos el subsiguiente cálido), trastocaron paisajes y seres vivos notablemente. Por aquí camparon entonces especies de elefantes ('Palaeoloxodon antiquus' y 'Mammuths trogontherii'), leones ('Panthera leo'), leopardos ('Panthera pardus') y uros ('Bos porimigenius'), entre otros. Y a ellos les siguieron, hace unos 500.000 años, otro taxón de homínido de postura erguida, el 'Homo heidelbergenis', antecesor de los neandertales, que a su vez acabaron desapareciendo con la llegada de los sapiens.

Estos, que son nuestros abuelos, trajeron «numerosos cambios ecosisteémicos que, de forma paulatina, ocasionaron una cascada de extinciones, especialmente entre los mamíferos de gran tamaño», como explica Chema Catarineu, junto a otros autores, en el capítulo de esta obra dedicado a las edades del hielo. Las especies que desaparecieron no fueron sustituidas por otras similares, como ocurrió en extinciones previas, lo que «provocó importantes cambios en los ecosistemas». El detallado estudio colectivo editado por Trino Ferrández, Piñero y Catarineu da cuenta de todo ello y más.

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