Diciembre es un mes complicado emocionalmente, según los expertos, que aseguran que durante estas fechas las consultas psicológicas aumentan considerablemente. Y es que la Navidad no siempre es sinónimo de felicidad, ya que hay quienes en está época del año sufren ansiedad, también denominada fobia navideña.
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La causa principal de este malestar emocional es la pérdida de seres queridos, cuyas ausencias generan tristeza. «Cada persona, en función de su historia, su contexto y su realidad, percibe las emociones de manera diferente. La Navidad en sí misma no es triste, pero puede evocar sentimientos de tristeza», explica Laura Wilkis, psicoterapeuta experta en psicología positiva y desarrollo personal.
El lado opuesto lo marcan las reuniones navideñas. «Hay mucha gente que tiene ansiedad por futuros encuentros con personas con las que tienen temas pedientes por resolver o por situaciones que pueden generar algún tipo de conflicto». Según Wilkis, este desorden emocional se llama ansiedad anticipatoria. «Muchas veces nos preocupamos por una situación en vez de ocuparnos de ella. Si tenemos esa predisposición al conflicto, lo más probable es que suceda. Si creo que va a pasar, lo más probable es que suceda», explica.
La Navidad también trae consigo el cierre de un ciclo, otro factor que afecta a las emociones. «Se trata de un motor de inseguridad importante, provocado por cosas pendientes de hacer y decir».
Para sobrevivir a estos desórdenes emocionales, Laura Wilkis nos da los siguientes consejos para pasar unas fiestas en las que la protagonista sea la buena energía:
La gestión de los sentimientos es clave para transformar las emociones negativas en positivas. «No podemos elegir lo que sentimos, pero sí como gestionarlo». Para ello, Laura Wilkis recomienda hacer un ejercicio de introspección «para identificar los recursos y herramientas que tenemos para solucionar conflictos».
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Dar las gracias a personas y situaciones que han sido importantes este año nos ayudará a «conectar con la vida». Si no están presentes, es importante hacer este ejercicio interiormente.
Partiendo de un balance de nuestro presente, plantearnos quiénes somos, a dónde queremos ir y con quién. Según la psicoterapeuta, «es muy importante no alterar este orden para no dejarnos llevar por la inercia». Para no caer en este error nos recomienda preguntarnos qué queremos mantener, cambiar y agregar a nuestra vida, a la vez que permitamos que los demás nos ayuden a tener la realidad que deseamos.
Aprovechar los encuentros navideños con familiares y amigos para unirnos. En este sentido, debemos evitar conversaciones de temas como política y religión.
«Vemos sin mirar y oímos sin escuchar». Para cambiar esta tendencia es necesario hacer un esfuerzo por escuchar activamente y no juzgar nunca ni suponer.
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Es la diferencia entre lo que los expertos llaman círculo de preocupación y el de influencia. Mientras «el primero provoca un foco de energía negativa basado en el tener, el segundo fomenta las vibraciones positivas a través del ser». Hay que tenerlo en cuenta a la hora de expresarnos porque, aunque no seamos conscientes, «somos dueños de nuestras palabras», como destaca Laura Wilkis.
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