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El PP avisó este miércoles de que la reducción de la jornada laboral aprobada por el Consejo de Ministros «nace mal» al no contar con el apoyo de la patronal y aunque el vicesecretario de Organización, Elías Bendodo, rehusó avanzar el sentido de su voto ... porque todavía «queda mucho camino por andar» en la dirección nacional reconocen sin ambages que esa puerta está cerrada. «¿Qué ha cambiado?», se preguntan en el equipo de Alberto Núñez Feijóo sabedores de que el Gobierno les intentará acorralar con este tema como hizo con el decreto ómnibus, que incluía la revalorización de las pensiones y las ayudas al transporte. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz ya advirtió que la negociación también concierne a los populares, porque sus electores también comparten la rebaja. Pero Génova se resguarda en que se ha pactado solo con los sindicatos, sin el apoyo del tejido empresarial, que es el que deberá asumir el coste, e insta al Ejecutivo a buscar el apoyo entre sus socios parlamentarios. «Que tengan suerte con Junts y PNV», señalan las fuentes consultadas.
Puesta la primera piedra en el Consejo de Ministros, aún quedan semanas por delante antes que el Gobierno remita el texto al Congreso para su trámite parlamentario. Semanas en las que el Ejecutivo tendrá que aplicarse para sacar adelante su proyecto de ley para el que, de momento, no cuenta con los apoyos necesarios de Junts per Catalunya, que vuelve a tener la llave de la votación con el PP fuera de la ecuación. Por eso, el secretario general de la UGT, viajó en diciembre a Bruselas, para abordar este asunto con Carles Puigdemont que, hasta ahora, se ha opuesto tajantemente aunque en la cúpula de la formación independentistas aseguran que la decisión «no está tomada».
Consideran que se trata de una medida que, aunque «puede tintinear bien», tiene más de «eslogan» que de «convicción». Los de Puigdemont reclaman una negociación seria y con rigor para evitar que los «efectos» de la reducción de la jornada no acabe incrementando los «costes» y provoque el cierre de negocios ni tampoco suba la inflación. «En Cataluña la gente quiere cobrar mejor y no trabajar menos», remarcó el secretario general, Jordi Turull, que confirmó que están hablando con los sindicatos y la patronal catalana, Foment del Treball.
El empresariado presiona para que los posconvergentes fuercen el veto a esta modificación del Estatuto de los Trabajadores o, al menos, consiga introducir cambios sustanciales en el texto inicial durante el trámite de enmiendas. La postura de su presidente, Josep Sánchez Llibre, muy crítico con la bajada a 37,5 horas semanales, facilitó a la CEOE bajarse del acuerdo previo. Y sin el respaldo de la patronal de Antonio Garamendi fuentes popularesdescartan apoyar el proyecto de ley.
Frente a la propuesta del Gobierno, el PP blande su propia ley de conciliación, que presentó a la vuelta de verano y que está bloqueada en la Mesa del Congreso. En ella, apuesta por flexibilidad la jornada laboral con un banco de horas para que los trabajadores puedan elegir cómo las utilizan. Una propuesta para la cuenta con el aval de la CEOE.
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