El tribunal popular que ha seguido el juicio contra dos de los agentes de la Policía Nacional que accedieron con un ariete en un piso de la calle Lagasca de Madrid en 2021, en plena pandemia, donde se estaba celebrando una fiesta, han sido declarados ... no culpables por unanimidad. Los componentes del jurado consideraron que no incurrieron en un delito de allanamiento de morada al entrar a la fuerza al inmueble ante la posibilidad de que se estuviera produciendo un delito flagrante.
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En una lectura pública, el tribunal de jurado ha hecho público este miércoles el veredicto, que llevará al magistrado presidente a dictar una sentencia absolutoria de los dos acusados, entre ellos el subinspector que estuvo al mando del operativo policial.
De este modo, se respalda el uso de un ariete por parte de los agentes para entrar a la fuerza en el piso en el que catorce personas la madrugada del 21 de marzo de 2021 celebraban una fiesta en plena pandemia, infringiendo la normativa Covid.
Los miembros del jurado consideran que los agentes actuaron bajo la creencia de que los asistentes a la fiesta estaban cometiendo un delito flagrante por desobediencia grave a la autoridad, ya que se negaron hasta en 28 ocasiones a abrir la puerta para identificarse.
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La vista oral comenzó con seis policías en el banquillo, pero tras el visionado de las grabaciones se retiró la imputación a cuatro de los agentes, mientras que la fiscal eximió a los seis encausados.
La acusación particular mantuvo la imputación al subinspector al mando y a otro subordinado por un delito de allanamiento de morada, por el que pedía dos años y seis meses de cárcel y seis años de inhabilitación. De forma alternativa, pidió un año y tres meses de cárcel por un error vencible de tipo.
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Las grabaciones de las cámaras que llevaban dos de los agentes incrustadas en los chalecos han sido la principal prueba para exonerar a los acusados. El abogado de la acusación particular intentó si éxito invalidar las imágenes al estar grabadas con cámaras no oficiales, alegó.
Los vídeos mostraban cómo durante media hora, en la que trataron de forzar la cerradura, avisaron de que iban a tirar a la fuerza la puerta ante la vulneración de varios infracciones de la ley de seguridad ciudadana, al estar incumpliendo la normativa Covid y ante la existencia de un delito flagrante.
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Los jóvenes se enfrentaron verbalmente y de malos modos a los agentes y una de ellas incluso, ya esposada y reducida tras forcejear con un policía, espetó: «¡No saben dónde coño se han metido éstos!». Esta joven, que pidió perdón en el juicio, solicitó al juez un 'habeas corpus' que le fue denegado al rechazar que se hubiera producido entonces una detención ilegal.
En su turno a la última palabra, el jefe del operativo criticó que el abogado que defiende al inquilino, Juan Gonzalo Ospina, «confundiera la inviolabilidad domiciliaria con la impunidad domiciliaria». Además, declaró que si le consideraban culpable de allanamiento de morada no quería ser policía.
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