El choque por el gasto en defensa ciega el camino a unos nuevos Presupuestos

La oposición de la mayoría de partidos que conforman el bloque de investidura a un incremento del gasto militar, aunque sea en un contexto excepcional como el que afronta Europa con la amenaza rusa a las puertas y el paraguas estadounidense en retirada, ha terminado de ahogar las mínimas esperanzas que aún conservaban los socialistas de poder sacar adelante las Cuentas públicas de 2025, después de haber renunciado hace un año a las de 2024 por el adelanto electoral en Cataluña. En público, mantienen el discurso de que lo seguirán intentando. En privado, admiten que hay poco que hacer.

Sánchez, que ha ido moviendo el horizonte temporal en función de la coyuntura –primero dijo que las nuevas Cuentas se presentarían en tiempo y forma, o sea, antes del 30 de septiembre del pasado año; luego, que llegarían después de los congresos de ERC y Junts, en torno a diciembre, y, posteriormente, apuntó al primer trimestre de este año–, todavía afirmó la semana pasada que le gustaría poder sustanciar los Presupuestos «en los próximos meses». Pero, añadió: «No depende solo del Gobierno».

Lo cierto es que, con el año muy avanzado, presentar un proyecto para 2025 dejaría de tener sentido. La vez que más tarde se han llevado unos Presupuestos Generales del Estado a las Cortes fue el 4 de abril de 2017. Cuando se publicaron en el BOE ya era 28 de junio, con medio ejercicio transcurrido. La tardanza entonces no se debió, no obstante, a la falta de apoyos parlamentarios (Rajoy sí demoraría los de 2018 por la dificultad de forjar acuerdos en el clímax del 'procés'), sino a que prácticamente durante todo 2016 el Gobierno estuvo en funciones.

Ahora, gradualmente, Sánchez ha ido construyendo el andamiaje para hacer digerible un cambio de paradigma. Ningún Ejecutivo anterior creyó que no pasara nada por gobernar sin obtener el aval del Parlamento a las cuentas de cada año. Tampoco los suyos. En 2019, él mismo convocó elecciones cuando los independentistas catalanes plantearon sendas enmiendas de totalidad a su proyecto, como había hecho Felipe González en 1996, al constatar que ya no tenía el apoyo de CiU. La posición de varios ministros hoy, en cambio, es que el Gobierno puede «tirar hasta 2027» sin nuevas Cuentas.

Al margen de consideraciones políticas o democráticas, que los socialistas despachan con el argumento de que también la mayoría de autonomías del PP carecen de nuevo marco presupuestario, el Gobierno debe, afrontar, en este escenario, en todo caso, cuestiones prácticas, como la de aumentar el presupuesto de defensa en esos 6.250 millones de euros a los que ayer se refirió De Guindos en Onda Cero, o la cantidad que Sánchez tenga en mente y la UE acepte. Y tendrá que hacerlo para evitar a sus socios (y al PP) en la Cámara baja, moviendo partidas entre Ministerios, recurriendo a la ingeniería contable, ampliando créditos y acudiendo a un Fondo de Contingencia que la Airef ya reprocha que se está utilizando con demasiada frecuencia para gastos recurrentes y no sobrevenidos.