El avión del empresario yeclano, en Manises. AEROPUERTO VALENCIA

El avión de un empresario de Yecla lleva trece años en las pistas de Manises

El aparato acumula polvo y una deuda de unos 200 millones de euros en el aeródromo de Valencia

ÁNGEL ALONSO

YECLA.

Lunes, 26 de abril 2021, 02:11

Ya forma parte de la imagen del aeropuerto de Manises en Valencia. Lleva trece años aparcado en un lateral, junto a los hangares, acumulando suciedad ... y facturas impagadas. Es un Boeing 747-200, uno de los gigantes de la aviación. Esa aeronave fue comprada en 2007 por la empresa Pronair, ideada y gestionada por el yeclano Isidoro Romero. Un empresario de éxito que en pleno auge de la construcción vendió su compañía por unos 25 millones.

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«Yo hice dinero trabajando, luchando y sin especular. En 2006 vendí mi empresa de construcción. Y monté una compañía. En un año hicimos volar cuatro aviones», relata Romero, del que se ha hablado mucho estos años, la mayoría de veces no para bien, pero al que no se le había escuchado decir nada hasta ahora sobre su compañía de área de carga y transporte de pasajeros.

La aerolínea que dirigió llegó a tener seis aviones. «Vi un mercado muy importante en China porque es la fábrica del mundo», explica sobre sus intenciones con una compañía que voló al gigante asiático y que también trazó rutas con países de América y África. Personas cercanas a él comentan que su ilusión por los aviones llegó cuando decidió comprar un pequeño aparato para viajar por España. Esa primera aeronave de apenas ocho plazas le generó ingresos porque la alquilaba. Después, se lanzó a por más. La gran operación fue la adquisición de dos 747-200. Uno de ellos es el que está acumulando polvo en Valencia. El otro vino y se fue porque Romero no cumplió los compromisos de la adquisición.

Isidoro Romero: «El aeropuerto no podía pasar la revisión; allí no están listos para una nave tan grande»

Sin renovar la licencia

Ese fue el principio del final de la compañía, que fue acumulando demandas de los trabajadores por impagos y facturas del mantenimiento de los aviones. Ni vendiendo el de Valencia podría pagar las facturas del estacionamiento que acumula. Algunas fuentes apuntan que suman 200 millones de euros.

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Acerca del avión de Pronair aparcado en Valencia, Aena afirma que la intención es subastarlo. Pero el aparato tiene tantas reclamaciones por impagos que aún no se ha hecho nada con él. Incluso se ha solicitado que sea cedido a modo de museo o ejemplar para el estudio aeronáutico.

Todavía hoy Romero dice que el avión es suyo. Su versión es que la nave se quedó en Manises «porque no podían pasar la revisión del sistema de aeronavegabilidad. Valencia no está preparado para una inspección a un avión tan grande. Allí no me renovaron la licencia para que siguiera en el aire. Y me quitaron la ilusión de seguir. No tuvimos apoyo de la Administración para que siguiera volando», se lamenta. «Ese avión era la madre de la compañía. Al quitármelo se resintió la empresa y las demás aeronaves se pararon».

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Lo cierto es que las facturas se fueron acumulando en los despachos de la compañía junto con las reclamaciones judiciales. La Guardia Civil llegó a Manises y precintó el aparato. Y allí sigue. Pero Romero no bajó los brazos. Una vez que los aviones cayeron en picado, el empresario volvió al ladrillo.

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