Víctor Bautista-Hernández (Murcia, 1975) es puro talento exportado al mundo desde la Región de Murcia. Formado en Murcia, Madrid y en el Hospital de Niños de Boston, ha saltado a la primera línea en el abordaje de las cardiopatías congénitas desde el Baylor College ... of Medicine, en Texas, donde es profesor titular y jefe de división. La mayor parte de su actividad clínica la realiza en el Christus Children's Hospital, uno de los muchos centros ligados al Baylor College, todo un gigante mundial de la ciencia y la medicina. Bautista-Hernández atiende a LA VERDAD desde su despacho en San Antonio (Texas), por videoconferencia.
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–Estudió Medicina en Murcia, fue responsable de Cirugía cardíaca infantil y congénita del Hospital Universitario de La Coruña, y ha terminado en el Baylor College of Medicine, uno de los centros más prestigiosos del mundo. ¿Cómo ha sido su periplo para llegar hasta ahí?
–Pasé toda mi infancia en Murcia. Fui a los maristas de la Fuensanta y a los de El Malecón. Hice la carrera en la Universidad de Murcia y saqué plaza MIR de Cirugía Cardiovascular en La Arrixaca. Luego, me entró la inquietud y me moví mucho. Estuve un tiempo en Madrid, y también hice una rotación larga en el Hospital de Niños de Boston, que es probablemente el primer centro del mundo en cirugía cardíaca infantil. Ahí es donde claramente me di cuenta de que quería dedicarme a eso. Cuando terminé la residencia volví a Boston, otro par de años, esta vez ya acreditado para operar. Eso cambió mi vida. El hospital de Niños de Boston es el sanctasanctórum de las cardiopatías congénitas, el sitio donde empezó la cirugía cardíaca moderna. Estar allí me abrió un mundo de posibilidades. Volví a España y estuve en Galicia durante bastante tiempo, hasta que en la época de la covid me salió una oferta aquí en Estados Unidos, en el Baylor College. Este es un sitio de reconocido prestigio mundial, es el sitio donde se hizo el primer trasplante cardíaco con éxito en EE UU. Aunque quiero aclarar que los sitios más reconocidos de esta institución están en Houston. Yo soy jefe de división en San Antonio [en el Christus Children's Hospital].
–¿Qué ha hallado en Estados Unidos que no se encuentre en España?
–Los sistemas son completamente diferentes y, como en todos los sistemas, hay cosas positivas y otras negativas. Aquí hay una jerarquía totalmente diferente a la de España. La gente no está adscrita a un hospital, sino a un departamento. En La Arrixaca, una enfermera puede estar un día en una planta y al otro en un sitio diferente, depende del director de Enfermería. Aquí, todo el mundo adscrito a un departamento trabaja y reporta a ese departamento. Otra diferencia conocida es el salario.
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–Una de las cuestiones que se suelen señalar es que en Estados Unidos se premia más la excelencia, hay más incentivos para el desarrollo de una carrera profesional. ¿Es así?
–Aquí hay un sistema de escrutinio minucioso de los resultados quirúrgicos. Hay empresas totalmente independientes que evalúan a todos y cada uno de los pacientes que se operan en cirugía cardíaca. Hay una base de datos nacional de la Sociedad Americana de Cirugía Cardiotorácica en la que no hay ni trampa ni cartón. Ahí se establecen los estándares: el número de complicaciones que puedes tener, la tasa de mortalidad. Si no estás dentro del estándar, te pueden cerrar el programa directamente o te pueden quitar tus privilegios como cirujano. Puede haber un comité de revisión y que tu hospital te diga que ya no puedes operar más allí, aunque puedas hacerlo en otro sitio. En definitiva, el escrutinio al que está sometido aquí el médico es mucho mayor, desde mi humilde opinión, que el que hay en España. Y luego, el salario va en consonancia con esa responsabilidad tan enorme que tienes, porque cualquier resultado que no esté dentro del estándar puede tener consecuencias importantes desde un punto de vista profesional.
–La semana pasada, en unas jornadas organizadas por LA VERDAD, el cirujano cardiovascular pediátrico Raúl Sánchez, que trabaja en La Paz, apuntaba precisamente a esto, a la necesidad de que haya una mayor evaluación de los resultados en la sanidad española.
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–Claro. Los datos de la Sociedad de Cirugía Cardiotorácica americana son públicos. Tú, como usuario de la sanidad, puedes comprobar la probabilidad de que haya determinadas complicaciones en unos u otros sitios.
–¿El sistema español peca, además, de demasiado rígido? Usted tiene un currículum brillante, pero quizá, si ahora decidiese volver a La Arrixaca, se encontraría con que no puede hacerlo porque en la bolsa de trabajo hay gente con más puntos.
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–El sistema español es muy rígido en algunos aspectos. Prima mucho tener plaza, y la antigüedad. Espero que se entienda que todo esto lo digo desde un punto de vista constructivo, y no para criticar al sistema español. Pero es evidente, y todos los sabemos, que muchas veces el ascenso en España se produce porque tienes plaza en propiedad, y para tener plaza has tenido que pasar 10 o 15 años. Aquí no. De hecho, yo en tres años he conseguido ser jefe de división y profesor titular de la universidad. Si estás dentro de los estándares y gracias a tu trabajo, la institución consigue prestigio y pacientes, y consigue que crezca el programa, es la primera interesada en promocionarte profesionalmente. Trabajando en Galicia, yo obtuve plaza en propiedad, la tengo en excedencia. Pero tiene toda la razón, si no tuviese esa plaza, probablemente sería imposible volver a España en unas condiciones jerárquicas o profesionales similares a las que tengo aquí.
–Hablando de las diferencias entre Estados Unidos y España, una muy clara es el modelo de sanidad universal que tenemos. ¿Ese sistema público al que todos pueden acceder se valora más desde allí?
–Creo que la sanidad en España está un poco politizada y se dicen grandes fases muy rimbombantes que luego no van con la realidad. Aquí en Estados Unidos, cualquier persona por debajo de 18 años tiene asegurada la sanidad. Hay un programa que se llama Medicare que así lo garantiza. De hecho, por estar relativamente cerca de la frontera, en el sur de Texas, operamos a niños refugiados gracias a un programa federal que destina millones de dólares a este fin. Hace un par de semanas, operamos a una niña refugiada de Guatemala. A los niños se les atiende estén o no legalmente en el país. Es cierto que, en el caso de los adultos, tienen que tener un trabajo. Si trabajas, no suele haber problema porque, igual que en España está la Seguridad Social y tu empresario paga, aquí ocurre lo mismo. Pero sí que es cierto que si no tienes trabajo y eres mayor de edad, no tienes asegurada una cobertura total de la sanidad.
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–Lo que también se suele subrayar sobre el sistema americano es que resulta muy caro, ineficiente.
–Los sistemas sanitarios son todos caros, porque en España también supone un porcentaje muy importante del PIB. Si es más barato, tendríamos que entrar en las causas: quizá sea porque al personal no se le paga en consonancia con la responsabilidad que asume y el tiempo que dedica. En cuanto al americano, representa un porcentaje muy importante del PIB y sí, es caro.
–Desde la perspectiva acumulada en Estados Unidos y antes en Galicia, ¿cómo ve la Región de Murcia, tanto desde el punto de vista clínico, en el campo de la cirugía cardíaca, como en el de la investigación?
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–Creo que la Región de Murcia, a pesar de ser una comunidad pequeña, ha hecho las cosas bien. ¿Por qué digo esto? Porque ha centralizado los servicios [de cirugía cardíaca]. En otras comunidades se han atomizado. Por ejemplo, en Galicia solo hay un servicio pediátrico, pero de adultos hay tres. También hay varios en la Comunidad Valenciana o en Andalucía. Al final, es muy difícil desarrollar la clínica, investigación y educación si no tienes lo básico: pacientes y una actividad clínica importante. Desde ese punto de vista, creo que Murcia lo ha hecho muy bien. En cirugía cardíaca solo hay un servicio, que es el del Virgen de la Arrixaca, con lo cual te aseguras un volumen significativo de pacientes. Luego, tienes allí la universidad y el IMIB, lo que facilita la infraestructura y la logística para poder desarrollar la actividad investigadora y docente.
–¿En qué momento estamos en el abordaje de las cardiopatías congénitas? Cada vez hay más pacientes en la edad adulta.
–La cirugía moderna de cardiopatías congénitas se desarrolló en los años 80 en el Hospital de Niños de Boston de la mano del doctor Aldo Castañeda. Aquellos avances vinieron muy condicionados por el desarrollo de la máquina de circulación extracorpórea, que te permite parar el corazón para operar. Hablo a grandes rasgos, pero antes lo que se hacía eran tratamientos paliativos. Permitían que los niños crecieran, pero no se les daba una solución. Hoy en día, se puede decir abiertamente que estamos en condiciones de tratar quirúrgicamente cualquier cardiopatía congénita. Se pueden tratar todas. Por eso, en las últimas dos décadas es cuando los niños, que antes no lograban sobrevivir, ahora están llegando a la edad adulta.
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–También está el desarrollo de la cirugía mínimamente invasiva, en la que usted es una referencia.
–El Hospital de Niños de Boston fue el primero que describió no solo las operaciones de las cardiopatías modernas, sino también las técnicas. Y una de ellas es la cirugía mínimamente invasiva, cirugía por mínimas incisiones en las que ya no se abre el esternón completamente. Esto se ha convertido casi en una intervención rutinaria, incluso en niños muy pequeños. Recientemente, hemos hecho intervenciones a niños de 4 kilos. Estamos hablando prácticamente de recién nacidos o de niños de muy pocos meses.
–Dentro de sus actividades de cooperación internacional, usted ha estado en Gaza. ¿Cómo vive la situación actual?
–He ido muchas veces a Palestina. He dirigido misiones de un equipo completo –íbamos 12 o 13 personas– en el West Bank, en Ramala, y también he estado operando a niños en la franja de Gaza. Desafortunadamente, por la situación tan lamentable que se está viviendo allí, ya no podemos ir, pero colaboro con dos organizaciones que trabajan en Palestina y estoy en el Comité de Asesoría Médica. Estoy en contacto con ellos, pero allí ahora mismo no se puede operar: no tienen gasas, ni antibióticos, ni sedantes, ni nada.
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-¿En qué líneas de investigación está trabajando?
-Estamos investigando el aislamiento de mitocondrias para autotrasplante. Es una línea de investigación que empecé en el Hospital de Niños de Boston, cuando estaba trabajando allí, y que seguimos hoy en día. Otra línea de investigación importante es un estudio multicéntrico que aúna a los principales hospitales de Estados Unidos y que coordino desde aquí. El objetivo es analizar los resultados de las válvulas que implantamos en los pacientes con cardiopatías congénitas del adulto en el lado derecho del corazón. Las válvulas principalmente se diseñan para el lado izquierdo del corazón, para tratar las cardiopatías adquiridas en la válvula aórtica y mitral. Esas válvulas que se diseñaron para el lado izquierdo se utilizan para el derecho, en pacientes adultos con cardiopatías congénitas, porque no hay otras. Los resultados no son tan buenos, queremos revisar los datos y ver qué está pasando con estos pacientes.
-También le da un peso importante a la docencia.
-Por nuestra situación de frontera, muchas veces vemos cómo el inglés es una barrera para compañeros latinoamericanos. Así que hemos organizado unos seminarios en los que colaboramos las sociedades de cirugía cardiotorácica americana, europea y de Latinoamérica. Se trata de dar una alternativa de formación en español. Estoy muy orgulloso de que la Sociedad Americana haya asumido este proyecto en español.
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