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El portero del Barça saluda a unos niños. :: MENAHEM KAHANA/AFP
Fútbol

Pinto, el único guardameta al que no le importa cantar

PPLL

Miércoles, 16 de abril 2014, 15:21

Pinto es Wahim y Wahim es Pinto. Son las dos personalidades de este hombre nacido en el Puerto de Santa María (Cádiz) que a ratos es portero y a ratos, productor musical. La profesión de la que vive es la primera. Aunque el fútbol le conoce como el suplente de Valdés. Ese parecía ser su destino hasta que el arquero titular del Barça se lesionó. Entonces, el foco comenzó a calentarle la cocorota. Cuando llega el desenlace de los grandes títulos -Champions, Liga y Copa-, el peso recae sobre sus espaldas. Y entonces, después de seis años a la sombra, el chico de las trenzas se asoma al escaparate.

José Manuel Pinto se convierte en Wahim cuando cierra el Camp Nou. Wahim es el lado artístico del gaditano. Porque le apasiona la música. El jugador del Barcelona aún conserva el teclado que le compraron sus padres, a plazos, con el esfuerzo de esas familias trabajadoras en las que cada extra es un sufrimiento. Tenía 14 años y aquello fue un regalo insuperable que jamás ha olvidado.

Pinto sabe lo que es pasarlas canutas a final de mes y por eso ha puesto en marcha un proyecto musical denominado 'Ve a por tus sueños' en el que pretende echarle un cable a jóvenes cantantes sin muchos recursos. Al estilo de 'La Voz', emite un programa en internet con los aspirantes en el que ya han colaborado sus compañeros Carles Puyol, Dani Alves y Neymar, además de otros deportistas como el jugador de balonmano Víctor Tomás o la nadadora de 'sincro' Ona Carbonell. Todo lo que recaude con esta iniciativa irá destinado a Pallapupas, unos payasos que visitan a niños hospitalizados.

Su afición desmedida por la música le llevó a fundar en 2000 su propia productora, llamada Wahim Makinaciones, en la que también ayuda a grupos de hip-hop como Delahoja, uno de los que le encantan a Leo Messi, que tiene en el portero a su mejor amigo de la plantilla. Los malpensados aseguran que por eso sigue en el Barça. Aunque compañeros como Puyol lo definen como un trabajador infatigable y una persona que jamás renuncia a sus sueños.

El niño que creció admirando a Esnaola -mítico portero del Betis- es ahora, a sus 38 años, el más veterano del plantel azulgrana, donde destaca por su compañerismo y sus ocurrencias, como inventar el beso de la cobra, un saludo que hacen los jugadores con la punta de los dedos. Aunque quien más le marcó fue Puyol. Se sentó a su lado en el primer viaje y el capitán le recomendó varios libros. Ahí halló la motivación para no rendirse.

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