Enrique Pérez, la semana pasada con un cartel sobre la desaparición de su hermano. :: J.M. Rodríguez/AGM
CARTAGENA

El vecino de Las Seiscientas murió tras recibir múltiples golpes en la cabeza

La autopsia revela que Diego Pérez Tomás se resistió a varias personas, y la Policía investiga un posible ajuste de cuentas por tráfico de drogas

J. A. G.

Jueves, 27 de marzo 2014, 15:09

Él opuso resistencia, pero estaba solo frente a dos o más personas y acabó recibiendo múltiples golpes en la cabeza, uno de ellos letal. Después, echaron al mar su cadáver, que acabó en la orilla de la playa de Cala Cortina empujado por el oleaje en un día con fuertes rachas de viento. En cuanto al móvil del crimen, los indicios apuntan a un ajuste de cuentas por asuntos relacionados con el tráfico de drogas a pequeña escala.

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Ésta es la hipótesis con la que, según fuentes del caso, trabaja desde ayer la Policía Nacional a raíz del resultado arrojado por la autopsia practicada en el Instituto de Medicina Legal al cuerpo de Diego Pérez Tomás, el vecino de 43 años que desapareció el pasado 10 de marzo de su casa del barrio de Las Seiscientas.

Las fuentes consultadas por 'La Verdad' indicaron que la víctima recibió varios golpes antes de morir, y que en apariencia éstos no fueron dados con ningún objeto contundente sino con las manos de los agresores. Uno o varios de ellos habrían sujetado a Diego para evitar que se defendiera o huyera, y otros la emprendieron a palos contra él.

Tras el hallazgo del cuerpo por parte de tres jóvenes, debido a la presencia de lesiones en la cabeza, se estudió la posibilidad de que el hombre hubiera recibido un disparo o hubiera sido atacado con algún objeto contundente o peligroso. Sin embargo, el análisis de los restos mortales ha llevado a descartar ese 'modus operandi', así como la posibilidad de que se tratara de un suicidio y de que luego el cuerpo sufrió heridas por el choque contra las rocas.

La Policía confirmó de manera oficial la identidad del cadáver tras cotejar las huellas dactilares con las que figuran en el registro policial del desaparecido. El martes, los agentes se inclinaron ya hacia considerar el cuerpo como el de Diego porque cuando aquél apareció flotando en el mar llevaba ropa, un teléfono móvil y una cartera con documentación del desaparecido.

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Ahora, los especialistas de la unidad de Policía Judicial tratan de localizar a los autores del homicidio o asesinato (en caso de que el crimen fuera planeado).

Aunque desde la Comisaría de Cartagena no quisieron adelantar ninguna hipótesis sobre el móvil de este caso, la propia familia reveló que horas antes de ausentarse de su domicilio en la calle Alcalde Estanislao Rolandi Diego habría acudido a la Policía para denunciar que estaba sufriendo amenazas por parte de vecinos. Además, trascendió que los agentes indagan acerca de los posibles vínculos tanto de la víctima como de los primeros sospechosos con la venta de drogas al menudeo.

La familia temía el desenlace

Enrique, hermano de la víctima, mostró la semana pasada a este periódico su temor a que Diego estuviera ya muerto. Y anteayer, una vez que el cuerpo fue encontrado con signos externos de lesiones, comentó que su hermano nunca dio signos de querer quitarse la vida y que muy probablemente había sido asesinado. La Policía Nacional busca ya a los criminales para ponerlos ante la Justicia.

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