
IGNACIO TYLKO
Lunes, 24 de junio 2013, 03:01
No fue su mejor partido, ya que en algunas fases del primer tiempo se vio dominada por una inexperta Nigeria que ni por asomo vuela tan alto como aquellas 'águilas verdes' con el pedigrí de Okocha, Kanu, Finidi y Oliseh, pero España sumó su tercer triunfo consecutivo en la Copa Confederaciones y selló de forma incontestable el pase a semifinales como líder destacada de grupo. El jueves espera Italia en Fortaleza.
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Jordi Alba, al inicio y al final, y Fernando Torres, que mejoró al salir las prestaciones de Soldado en la dura pugna por el puesto de goleador, rubricaron la victoria. Tres lustros después, 'La Roja' vengó la amarga derrota ante los nigerianos en la primera fase del Mundial de Francia'98, donde Zubizarreta sufrió una de sus noches más amargas. De los rivales a los que se ha enfrentado y que siguen existiendo como tales, a España ya solo le queda poder vencer a Costa Rica.
Sensaciones extrañas en el estadio Castelao. Por el intenso calor, con 32 grados en el arranque y una humedad del 95%, por los sonoros pitos de la afición brasileña a España, tan acentuados como en Recife y Río de Janeiro y, sobre todo, por el desarrollo del partido en el primer acto. Triunfo parcial y más ocasiones de España pero mejor juego del campeón de África, con enorme margen de mejora por su juventud.
Tras el partido de recreo ante Tahití, válido solo para las estadísticas y para que los suplentes se sintieran protagonistas por un día en el legendario Maracaná, Del Bosque volvió a su equipo tipo, salvo la presencia de Valdés en detrimento de Casillas. Ocho del Barça y tres porteros diferentes en una fase final, un hecho insólito motivado por la calidad de los todos ellos, la larga inactividad de Iker con el Real Madrid y, en mayor medida, la diplomacia y cultura política con la Del Bosque gestiona las «situaciones extrañas» con las que debe convivir. Se le puede discutir pero maneja como nadie los códigos de los vestuarios repletos de estrellas. Y eso que se cumplían diez años desde que Florentino Pérez le expulsó del Real Madrid por entender que su «librillo no estaba actualizado».
España arrancó de maravilla, como si fuera una continuidad del maravilloso primer tiempo ante Uruguay. Cesc era ese jugador versátil, con libertad plena de movimientos, al que las 'águilas' no podían someter. Aparecía una y otra vez en el lugar adecuado y en el momento justo. Llegó enseguida el gol de Jordi Alba, tras una jugada con sello azulgrana. Sucesión de pases al primer toque e irrupción del lateral, que se introdujo entre cuatro defensas y tuvo suerte en un rebote. Ya en el primer minuto, Iniesta se había inventado otra jugada inverosímil. Escondió el balón y firmó un 'caño' imposible. Parecía que la selección completaría otra goleada sencilla.
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Pero resulta que 'La Roja' perdió el gobierno en el centro del campo y padeció durante una fase ante el mayor empuje y poderío físico de los nigerianos, bien trabajados por Keshi. Entre las apariciones de Obi Mikel, capaz de crear y de llegar, y los dos contra uno por banda, llegaron fácil. Por suerte, erraron en el último pase y en el remate. Valdés y Ramos mostraron su jerarquía.
Cambios acertados
Pese a no saber esta vez defenderse a través del balón, del toque en corto que permite el descanso propio y exprime al rival, España dispuso de opciones muy claras para resolver ya antes del descanso. Pero Soldado, espléndido en los controles, no acertó esta vez en dos cara a cara con el portero Enyeama, el árbitro salvadoreño no quiso saber nada de un derribo a Pedro y entre el palo y el cancerbero salvaron un remate a bocajarro de Cesc, tras pase de Soldado desde la derecha.
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Tras la reanudación, España tiró de oficio, de la magia de Iniesta y de su pegada para resolver con solvencia. Acertó Del Bosque en los cambios. Retiró a Cesc porque al parecer comenzaba a sufrir algún mareo, e introdujo a Silva, no a Javi Martínez porque entendía que hubiera sido un mensaje conservador. Poco después recurrió a Torres por Soldado. Con competencia, el madrileño mejoró sus prestaciones. Nada más salir, se lanzó en plancha para cabecear un centro de Pedro y garantizar el triunfo. Se le vio activo, con el entusiasmo que le exige Del Bosque. Y en pos de la buena convivencia, dio minutos a Villa porque Pedro estaba exhausto. Quedaba la última demostración de poderío de Alba. Un defensa que ya suma cuatro goles con la absoluta, los mismos que Piqué y a solo uno de Ramos.
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