Para la historia. La presa del Cenajo, en abril, desaguando por sus compuertas superiores. La estampa no se producía desde su inauguración. :: CHS
COMARCAS

El Cenajo cumple cincuenta años con récord de reservas

El embalse vuelve a desaguar por las tres compuertas superiores, un hecho que no se producía desde su inauguración en 1963

MIGUEL RUBIO mrubio@laverdad.es

Jueves, 6 de junio 2013, 10:33

La historia ofrece en ocasiones curiosas coincidencias. Un día como hoy, jueves, pero hace medio siglo, se inauguró el pantano del Cenajo, el mayor de la cuenca del Segura. Ante los ojos de las autoridades, con el caudillo Francisco Franco a la cabeza, el embalse amaneció casi a rebosar. Una estampa idéntica a la que ofrece estos días. Las lluvias de la primavera han permitido que la presa registre récord de reservas. Nunca antes, en estos cincuenta años, salvo el día de su estreno, había almacenado tal volumen de agua, casi 390 hectómetros cúbicos, el 90% de su capacidad. Esa abundancia de recursos ha permitido abrir las tres compuertas que coronan la presa, un hecho que no se producía desde su inauguración el 6 de junio de 1963, y comprobar que funcionan correctamente, según indica un portavoz de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

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Pese al tiempo transcurrido, el Cenajo se encuentra en plena forma para cumplir los dos cometidos que le fueron asignados: evitar inundaciones y garantizar el riego de los cultivos. Lo ha demostrado también esta primavera, cuando dicha infraestructura ha resultado clave para contener y laminar la última y extraordinaria crecida del Segura.

El proyecto del 'buque insignia' de la cuenca empezó a fraguarse a finales del siglo XIX. Las devastadoras avenidas registradas en la década de 1870 llevaron al Gobierno de la época a diseñar un plan de defensa contra las inundaciones, que incluía esta obra. La presa, de 81 metros de altura, se levantó en la misma frontera de las provincias de Murcia y Albacete. Tras varios retrasos y cambios de proyecto, las obras se iniciaron finalmente en 1947, a cargo de la empresa Construcciones Civiles, SA. Los trabajos incluyeron también poner en pie todo un poblado para albergar a los operarios e ingenieros, parte del cual todavía se conserva hoy.

Para la inauguración no se ahorraron fastos. De hecho, fue un 'dos por uno'. La visita del jefe del Estado se aprovechó también para el estreno oficial del pantano de Camarillas, que asimismo cumple medio siglo. De menor tamaño (puede almacenar solo 36 hectómetros) su función es regular, junto con el Talave, el caudal del río Mundo, principal afluente del Segura. Las crónicas de la época reflejan que para la ceremonia se preparó un llamativo espectáculo de luz y sonido. Según recuerda Mariano de la Cruz Pelegrín en el libro ''Historia de los embalses del Cenajo y Camarillas y su medio natural', tuvo lugar la noche antes de la inauguración sobre el muro de hormigón de la presa. Escrita por Jaime Valle-Inclán, hijo del autor de 'Luces de bohemia, la representación simbolizaba la dominación de las aguas salvajes, gracias a la ingeniería, en beneficio de la huerta. Al final, se lanzó un castillo de fuegos artificiales mientras se abrían los aliviaderos de coronación. La lámina de agua deslizándose por la presa y el juego de colores dejaron boquiabiertos a autoridades y público.

Sin embargo, tan pomposa puesta en escena tuvo truco. Porque para llenar el Cenajo, con el fin de permitir el espectáculo y no defraudar a la comitiva oficial, hubo que derivar cien hectómetros cúbicos desde el embalse de Fuensanta, aguas arriba, en poco más de un mes, dejándolo prácticamente seco.

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Medio siglo después, el Cenajo presenta la misma estampa rebosante, pero esta vez sin trampa ni cartón. Porque el Fuensanta también está ahora casi al cien por cien de su capacidad. Ambos pantanos son los encargados de regular los caudales del Segura.

«Medio siglo de prosperidad»

El paso del tiempo ha demostrado que el Cenajo fue una obra de ingeniería «bien proyectada» y que sigue «en buenas condiciones», según indica el presidente de la Confederación Hidrográfica, Miguel Ángel Ródenas. Además de su papel en la defensa contra las avenidas en la cuenca, lo que contribuyó al progreso económico y social de la Región, su importancia radica en que garantiza los recursos para los regadíos tradicionales, que abarcan 65.000 hectáreas de cultivo, el 40% en la Vega Baja, en manos de unos 50.000 regantes.

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«La construcción del Cenajo ha permitido medio siglo de prosperidad en nuestra cuenca. Este embalse otorgó independencia de la meteorología, ya que los agricultores vieron aseguradas las necesidades de agua para sus cultivos. Eso generó estabilidad en la producción y, posteriormente, posibilitó abrir mercados en el exterior», explica Ródenas.

El presidente de la CHS ve en la construcción del Cenajo uno de los dos pilares en los que se sustenta el pujante sector agrícola de la Región. El otro (la construcción del acueducto del Tajo) llegó tres lustros más tarde y supuso la base para el despegue de lo que se conoce como los regadíos modernos. Ambas obras de ingeniería «han permitido convertir a la Región en la despensa de Europa».

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