El héroe de Nekane

Joaquín se encuentra sentado en el sofá junto a la pequeña Nekane, a quien observa con una pasmosa atención. Laura es quien la sostiene, porque a la niña de tres meses no le gustan otros brazos que no sean los de la mujer que le dio la vida. Si la toma otra persona rompe a llorar con un llanto profundo y roto. Son las cuatro de la tarde y en unos minutos Joaquín Ibáñez se despedirá de ambas e irá al Colegio Concertado Los Olivos, de Molina de Segura, con el objetivo de seguir formándose como Técnico en Actividades Físicas y Animación Deportiva. Antes de abandonar la vivienda, Laura le vuelve a agradecer generosamente que salvara la vida de su hija, cuando ésta sufrió una parada respiratoria hace un par de semanas e Ibáñez salió al rellano del edificio para socorrerla tras escuchar gritos de auxilio.

«Eran las tres y media de la tarde, más o menos. Mi niña estaba follonera y decidí darle un masaje para calmarle los gases. Empezó a vomitar y en un abrir y cerrar de ojos dejó de respirar», asegura Laura Jiménez, quien la sacudió repetidas veces para ver si reaccionaba. «Salí a la escalera para pedir socorro», añade entre suspiros.

En aquel instante, Ibáñez se encontraba en casa de su padre. «Vine casualmente a comer a con mi hermana, cuando de repente escuché unos gritos en el rellano y me alerté», relata este murciano de 19 años, que se levantó de la mesa sin dudarlo un instante y salió a la escalera para ver qué sucedía. «Me encontré a la vecina de al lado con su hija en brazos; el bebé no respiraba», explica. «Le pregunté rápidamente a la madre si Nekane había ingerido algo que le pudiera haber provocado la asfixia, y entre llanto y nerviosismo me contestó que no», añade. En aquel momento, y sin pensárselo dos veces, Ibáñez se saltó el protocolo de esperar a la ambulancia del Centro de Coordinación de Emergencias 112 y golpeó a Nekane cinco veces en la espalda, porque era la técnica que le habían enseñado en los cursos de socorrismo. Al ver que no reaccionaba, le propinó cuatro golpes más debajo del pecho. Tras un segundo eterno, la pequeña llenó sus pulmones de oxígeno y volvió a respirar.

«Me temblaba todo el cuerpo»

«Nada más ver su gesto de respiración me cambió la cara. Intenté tranquilizarme, pero no podía; me temblaba todo el cuerpo», señala Ibáñez, a quien aún le cuesta hacerse a la idea de que le haya salvado la vida a una criatura de tan corta vida. «La ves tan pequeña, tan vulnerable, tan débil, y aún me cuesta creer que he sido yo quien la ha salvado», apunta con una sonrisa.

Después de aquellos momentos tan tensos, que apenas duraron un par de minutos, la ambulancia llegó al inmueble y se llevó a la pequeña al hospital Virgen de la Arrixaca, donde fue sometida a numerosas pruebas para averiguar qué le pudo provocar la asfixia. «Los médicos le han realizado todo tipo de exámenes: radiografías, análisis de sangre... pero nos han dicho que no le pasa nada. Simplemente sufre reflujo gastroesofágico, lo que para los adultos es el ardor de estómago, y ya está siendo tratada», confirma Laura con un gesto tranquilo y sereno.

Después de transcurrir casi dos semanas, los padres no saben todavía de qué forma agradecerle a Joaquín lo que hizo por el bebé. «Es indescriptible la sensación, porque no sabemos cómo darle las gracias por todo lo que hizo por nuestra niña», apostilla la madre.

Felicitaciones

El entrenador Julián Aguilera Campillos, quien imparte clases de socorrismo y ha sido el preparador del joven alumno, asegura que «tanto mis compañeros como yo nos sentimos orgullosos, porque Joaquín es un héroe. En las clases transmitimos la importancia a los alumnos de que sepan el porqué de las cosas, y él las sabe, por eso la salvó».

La presidenta de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, Isabel García, felicitó ayer al joven socorrista y destacó la necesidad de que «estos conocimientos se integren dentro del ámbito escolar».