FUENSANTA CARRERES fcarreres@laverdad.es
Jueves, 15 de noviembre 2012, 08:46
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El polvorín estalló cuando ya nadie lo esperaba. La concentración de los piquetes y manifestantes frente a El Corte Inglés, que transcurrió ayer con relativa calma, desembocó, a última hora de la mañana y cuando la tensión parecía superada del todo, en una fuerte carga policial. El altercado terminó con dos detenidos y un herido grave, un activista de la Plataforma Antidesahucios que resultó con fracturas en el pómulo y la ceja izquierdos «provocadas por los 'porrazos' de la Policía», dijo él mismo.
Cerrar la persiana de los grandes almacenes es uno de los objetivos clásicos de los piquetes en todas las huelgas, y la concentración para lograrlo se inició poco después de once y media de la mañana. Transcurrió con cierta tranquilidad, con los tiras y aflojas habituales. Un amplísimo dispositivo de antidisturbios formado por cerca de medio centenar de agentes con cascos y porras protegía la entrada principal de los grandes almacenes, en cuyo interior los trabajadores y algunos clientes aguardaban acontecimientos. Salvo algún petardo y pequeños amagos de saltar el cordón policial, apenas se vivieron momentos de tensión. Al grito de '¡Qué lo cierren, queremos que lo cierren!', los piquetes aguantaron una hora larga hasta que dos miembros de la Plataforma Antidesahucios, José Coy y Francisco Morote, entraron a negociar con los representantes de los grandes almacenes y lograron el acuerdo: la persiana se cerró casi a la una de la tarde y los manifestantes comenzaron a dispersarse. Apenas un centenar de ellos quedaron desperdigados en grupos por la plaza de La Fuensanta, y un pequeño grupo de jóvenes haciéndole cara a los agentes. Cuando ya nadie lo esperaba, los agentes comenzaron a caminar en 'barrido' para dispersar a los manifestantes que quedaban en la zona, y a los que se resistían los fueron dirigiendo hacia la calle Bando de la Huerta, en el lateral de Zara. Los agentes comenzaron a cargar contra los activistas que les increparon por obligarles a abandonar una plaza peatonal.
Al menos una veintena de antidisturbios redujeron a los manifestantes que quedaron atrapados en la calle, cerrada a los vecinos que trataban de acceder a sus casas y se veían sorprendidos por el altercado. Los agentes solo permitieron el paso de una ambulancia que accedió a la calle, convertida en un callejón sin salida, para atender a Carlos, activista de la Plataforma Antidesahucios, que resultó con fracturas en la cara. «Han empezado a golpear con las porras y a pegar patadas a lo bestia sin mediar palabra», comentaba consternada una de las manifestantes, que también aseguró haber recibido golpes en la espalda. Los agentes detuvieron a dos de los manifestantes y dispersaron a los demás hacia la Gran Vía.
Por su parte, el jefe superior de Policía Nacional, Cirilo Durán, aseguró que las heridas del activista «pueden haber sido producidas al caerse y golpearse con algún objeto metálico de una moto (aparcada), que ha sufrido desperfectos importantes, o con la acera». El delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana dijo que «ante los lanzamientos de piedras y otros objetos, y ante el tercer llamamiento por parte de la Policía, hubo una carga policial».
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