A. S.
Lunes, 12 de noviembre 2012, 08:46
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Mientras el párroco de San Cristóbal, Régulo Cayuela, oficiaba la Eucaristía de las diez de la mañana en la capilla del Cristo de la Sangre, en la antigua sacristía, única parte del templo parroquial que se podía utilizar tras los terremotos del año pasado, un fuerte ruido amedrentó a los fieles y el párroco tuvo que tranquilizarlos achacándolo a algún vehículo demasiado veloz.
Nada más lejos de la realidad. El ruido lo había provocado el hundimiento de la mayor parte de la techumbre de una de las capillas laterales del templo, la más cercana a la puerta que la iglesia tiene hacia la calle Portijico, la que está dedicada a San Antonio, imagen que resultó dañada en la cabeza, así como el Niño Jesús que lleva en brazos.
El párroco se enteró del hundimiento al recibir un aviso del conserje del Paso Encarnado que, desde un edificio cercano, había visto algunos escombros, porque desde la calle no se percibía el problema.
Según explicó el sacerdote a 'La Verdad', comunicó de inmediato la situación al Ayuntamiento «para que vengan los técnicos, vean lo que ocurre y dictaminen lo que se puede hacer con urgencia, porque está lloviendo y el agua empeorará el estado de esa parte de la techumbre y del interior. También lo he comunicado al Obispado».
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El templo empezó a construirse en el siglo XVII y, ya en el XVIII, se hizo la portada. La torre es más moderna, pues se levantó en la tercera década del XIX. Los terremotos de mayo de 2011 provocaron una serie de daños en la iglesia que llevó a su clausura.
Y fue la Generalitat Valenciana la que ofreció su colaboración para restaurar el templo. Vinieron expertos del Instituto Tecnológico Valenciano (Aidico) y de la Fundación La Luz de las Imágenes, se hicieron los estudios de la situación y se fijo en unos 340.000 euros el presupuesto necesario para recuperar San Cristóbal. Incluso el arquitecto Carles Boigues redactó el proyecto.
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Pero han pasado los meses y las obras no empiezan, con la consiguiente preocupación del párroco, que ve ahora que el problema se agrava con este hundimiento, y confía en que se produzca una respuesta rápida y urgente que ponga fin a esta situación, que está deteriorando cada vez más la iglesia parroquial.
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