'Levando anclas' (1945). Una de las tres películas que coprotagonizó con Frank Sinatra.
Cultura

Los pasos de un bailarín de película

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Gene Kelly, la mayor estrella del cine musical. El protagonista de 'Cantando bajo la lluvia' utilizó la pantalla como trampolín para acercar su pasión por la danza al gran público

IÑAKI ESTEBAN

Jueves, 23 de agosto 2012, 12:40

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La depresión económica de los años treinta en Estados Unidos hizo que Gene Kelly renunciara a su primera vocación, el periodismo, y se convirtiera en bailarín profesional. Cuando estaba en la universidad empezó a presentarse con su hermano a concursos de baile con premios en metálico y a actuar en clubs nocturnos para llevar dinero a casa.

Consiguió terminar su grado en Economía en 1933, e incluso siguió estudiando Derecho. Pero la escasez de trabajo y su éxito sobre las tablas le llevaron por un camino gracias al que, más que revolucionar los musicales, los inventó en su forma cinematográfica, con películas tan populares como 'Un americano en París' y 'Cantando bajo la lluvia'.

Atlético, apasionado del deporte, empeñado en popularizar la danza y en hacerla atractiva para los hombres quitándole su afeminamiento, Kelly habría cumplido hoy 100 años. En el cine lo hizo todo. Actuar, bailar, producir, dirigir, siempre con la tenacidad de un perfeccionista pero también con una generosidad que sus compañeros reconocieron, empezando por su 'partenaire' en 'Cantando bajo la lluvia', Debbie Reynolds, entonces una chica de 18 años. «A veces me gritaba y me hacía llorar. Pero sólo tengo que agradecerle la enorme paciencia que tuvo conmigo, con alguien como yo que jamás había bailado antes», declaró la actriz.

Ejemplo de su perseverancia es la misma escena que ahora está en la imaginación de todos, el número de Kelly con el paraguas cerrado, empapado por la lluvia y con una farola como 'pareja' de baile. El día previsto para el rodaje tenía 39,4 grados de fiebre, y ni por esto consintió que se aplazara.

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A la conquista del escenario

Gene Kelly nació en Pittsburgh (Estados Unidos) en una familia de irlandeses en la que el padre se dedicaba a vender tocadiscos. Cuando tenía ocho años, su madre le apuntó junto a su hermano mayor en una escuela de danza, de la que salieron pronto porque sus amigos del barrio les llamaban 'sissies' (maricas). Pero a los quince años retomó las clases y sus aptitudes físicas le llevaron pronto hacia el éxito.

Su familia abrió su propia academia de baile, llamada Gene Kelly Studio of the Dance. En ella daba clases hasta que decidió probar suerte en Nueva York. En su primer viaje, en 1937, cuando tenía 25 años, no la tuvo. Pero al año siguiente se fue otra vez y el panorama mejoró gracias a los musicales de Broadway, especialmente con el titulado 'Pal Joey', en el que consiguió actuar como protagonista.

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Los agentes de Hollywood empezaron a ofrecerle trabajo. En 1942 se estrenó 'Por mi chica y por mí', protagonizada por Judy Garland y en la que Gene Kelly tenía un papel relevante. A él no le gustó nada la experiencia, pero la película funcionó y la Metro Goldwin Meyer (MGM) le contrató en exclusiva.

Su primera gran aportación al mundo del cine se produjo con 'Levando anclas', cinta estrenada en 1945 que contiene la célebre escena de baile con Kelly y el ratón Jerry -el personaje de animación- en los papeles estelares. La MGM le dio libertad para crear sus propios números de baile. Y estuvieron a punto de arrepentirse ya que la escena, de ocho minutos, costó 100.000 dólares y dos meses de rodaje. En la época del cine mudo ya se había combinado la figura humana con el dibujo animado, pero el color hizo en este caso las cosas mucho más difíciles.

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Los productores se olvidaron de sus dolores de cabeza en cuanto vieron las primeras recaudaciones. Kelly se alistó en la Marina a finales de 1944 y le destinaron a la sección audiovisual, en la que se dedicó a escribir y dirigir documentales, una experiencia que luego le serviría para filmar sus propias películas.

Poco después de su regreso a Hollywood contrató con asistente coreográfico a Stanley Donen para rodar 'Un día en Nueva York', inicio de una colaboración que dio sus máximos frutos en 'Cantando bajo la lluvia' (1952), codirigida por ambos.

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El clásico y el claqué

Fue la edad de oro del cine musical. Kelly estaba en plena forma para alcanzar su meta: acercar la danza al gran público. El bailarín creó un híbrido entre el estilo clásico y el popular, entre el 'pas de deux' y el claqué. Al contrario que el impecable Fred Astaire, se vistió como un hombre corriente para que los espectadores vieran la danza como algo normal. Y desde el principio exigió que los planos que recogían los números de baile fueran de cuerpo entero: no tenía sentido, para un bailarín, que se hiciesen de otra manera.

Desde este pico en su carrera, se acomodó a proyectos de menor envergadura, aunque en 1969 dirigió a Walter Matthau y Barbra Streissand en la exitosa 'Hello, Dolly!'. También bailó, sobre patines, con Olivia Newton-John en 'Xanadú'. No fue su número más brillante, aunque él siempre defendió la idea, que no el resultado. Pero ningún tropezón pudo empañar la trayectoria de este artista del movimiento, el que acuñó las escenas más memorables del cine musical.

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