
P. W. R.
Sábado, 5 de marzo 2011, 12:03
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«La matraca en la iglesia y en la Semana Santa, es historia, tradición y rito. La matraca es un quejido..., un lamento..., un grito. Es la campana hecha madera. Es el aleluya transformado en Réquiem..., es la traducción de aquel alarido angustioso que lanzó la tierra entera, cuando Cristo Nuestro Señor expiró en la Cruz. La matraca no anuncia, sino que llora, no convoca, sino que acoge. La matraca más que un sonido, es un latigazo en el alma».
Es un canto clásico, con tradición, para hacerse popular, sobre la matraca, en el que su autor, López Colvera, indica su intención y aclaración para el pueblo, si se extraña ante su sonido desapacible. Lo recordaba ayer el cronista oficial del Paso Azul e historiador, Domingo Munuera, en el momento en que la matraca de San Francisco era alzada a lo más alto de su torre campanario.
Para hacerlo se precisó de una grúa de gran tamaño que con sumo cuidado subió el instrumento, de 70 kilos de peso y un metro y cuarenta centímetros de alto, hasta uno de los balcones de la torre. En los próximos días será instalado, con el fin de que en los próximos días puedan llevarse a cabo los primeros toques de prueba.
De esta forma, la Hermandad de Labradores recupera la matraca, considerada un instrumento de percusión, encuadrada en el orden de los idiófonos. Su sonido se aplicaba para el oficio de tinieblas de Jueves y Viernes Santo. Durante esos días las campanas guardaban silencio y era entonces cuando las matracas cobraban protagonismo.
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En los últimos años las noticias sobre recuperación de estos instrumentos se han multiplicado, así como los anuncios de restauración de viejas matracas. La de San Francisco llevará el nombre de 'Las Tablas del Santísimo Cristo de la Buena Muerte' y compartirá espacio en la torre con la campana de la Dolorosa, que fue estrenada el mismo día de la Corononación Canónica de la Santísima Virgen de los Dolores.
Entre los que contemplaron el momento en que la matraca o tableta subió a lo más alto del campanario estaba la presidenta de la Asociación de la Virgen de los Dolores, Joaquina Gil Arcas, quien no podía ocultar la emoción. «Es un momento importante para los azules, ya que recuperamos una tradición».
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Junto a ella, el secretario del Paso Azul, Andrés Espinosa, quien recordaba que la matraca se ha hecho en un taller de la ciudad. «El autor ha sido Salvador Sánchez García. Es idéntica a las antiguas matracas que durante un tiempo prácticamente desaparecieron y que se están recuperando poco a poco en muchos templos de nuestro país. Tenemos ilusión por oirla muy pronto», dijo.
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