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Mecánicos de la compañía realizando una revisión rutinaria en dos de los vehículos. :: VICENTE VICENS/AGM
MURCIA

«El Rayo soy, donde me llaman voy»

La compañía gestiona 56 líneas en la Región y tiene 19 millones de viajeros anuales, tres menos que en 2007El grupo Latbus cumple 30 años al frente de la concesión de los autobuses urbanos

PPLL

Domingo, 6 de febrero 2011, 11:51

Al padre de Ángel Jiménez, actual consejero delegado de Latbus, le apodaban 'El Rayo', tal vez porque en los años 20 el Ford de 10 plazas que armó para la ruta Sangonera-Murcia, el primer vehículo de pasajeros que compitió en velocidad -alcanzaba los 30 km/h- con el tranvía de El Palmar-Murcia, estaba rotulado con un lema de lo más pretencioso: «El Rayo soy, donde me llaman voy». Siete décadas más tarde, en los 90, el concejal popular Juan Ramón Avilés se apropió del nombre para bautizar el servicio de minibuses del casco urbano de Murcia, una de las incontables mejoras que ha puesto en marcha la compañía desde que, casi por rebote, se hizo cargo de la concesión municipal el 1 de diciembre de 1981. Este año, por tanto, se cumplen 30 años de la efeméride, empañada por el anuncio del edil de Transportes, Antonio Castillo, de que el Ayuntamiento sacará a concurso el servicio para actualizar las condiciones del contrato e introducir nuevas obligaciones para la adjudicataria.

Este aniversario redondo coincide también con los 30 años del nacimiento del grupo Latbus, la primera empresa que se benefició en España de la Ley de Fusiones aprobada en las Cortes españolas un mes antes de que el bigotudo teniente coronel Tejero irrumpiera al grito de «¡quieto todo el mundo!» con un pistolón en la derecha. Las diez empresas que gestionaban hasta entonces las líneas periféricas -El Palmar, La Alberca, Beniaján, El Raal, Rincón de Seca, La Ñora, Los Cipreses, La Raya, Santomera y Molina- crearon Travimusa, el primer gran emporio regional dedicado al transporte regular de viajeros por carretera, con sede administrativa en la estación del Carmen y talleres en la pedanía de El Palmar. La fusión, promovida por la Administración regional, se completaría con la compra de Lirsa y Aumusa, dos compañías propiedad de Enrique Botas Blanco, primo hermano de Carrero Blanco, que ganó en 1981 el concurso para explotar las líneas urbanas de Murcia.

Pioneros en accesibilidad

Las iniciales de Lirsa, Aumusa y Travimusa formaron el primigenio grupo LAT, que finalmente se convertiría en el actual Latbus, que en colaboración con la Administración se encargó de la coordinación de las líneas urbanas y de pedanías ampliando trazados y horarios. Latbus firmó con el alcalde José María Aroca la concesión del servicio municipal durante 50 años, con renovaciones tácitas cada tres años. «Fue una revolución total y subió espectacularmente el número de viajeros», recuerda Jiménez. El grupo se reforzaría en los años siguientes con la compra de las líneas de Sangonera y Alguazas a la empresa Vera; las de Las Torres de Cotillas, Alcantarilla y Valle de Ricote al grupo Alsina, y a Busmar las concesiones de las líneas a las playas, Corvera y Fuente Álamo. La compañía fue pionera en España en la implantación de mejoras. En 1992 compraron los cinco primeros autobuses que circularon en el país con rampas de acceso para minusválidos. «Fueron directamente de fábrica a los Juegos Paralímpicos de Barcelona'92 porque nos los pidieron prestados, pero podemos presumir de haber estrenado en Murcia los primeros autobuses adaptados sin ser una obligación por entonces», sugiere Jiménez, quien asegura que «cada camino que ha abierto Latbus en Murcia ha costado mucho dinero».

Latbus fue también líder en el uso de las tarjetas con banda magnética -en el año 2000 estaba operativo ya en el 100% de la flota- y en la incorporación del Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE), indispensable para el control del tráfico y la gestión de incidencias vía satélite, que costó 1,5 millones, de los que recibieron 16.000 euros de subvención de la Comunidad Autónoma. También asumieron la instalación y mantenimiento de las paradas, aunque el Ayuntamiento y la Comunidad se harían cargo con el tiempo de las marquesinas.

El grupo, que empezó con 68 autobuses -todos Pegaso Cormet- y 120 personas, dispone hoy de una flota de 270 vehículos con una media de 7 años de antigüedad y 600 trabajadores. En total, prestan servicio en 56 líneas -12 de ellas de titularidad municipal, las que el Ayuntamiento pretende sacar a concurso- en 140 poblaciones de la Región. La compañía vendió en 2006 sus cocheras de San Pío a una promotora y compró 60.000 metros cuadrados de suelo en la carretera de El Palmar, donde en 2008 establecieron su centro de operaciones, totalmente adaptado para la llegada del tranvía al hospital de La Arrixaca (El Palmar). De hecho, disponen de otra bolsa de suelo de 20.000 metros cuadrados.

El declive del número de viajeros -de 22 millones en 2007 han pasado a los 19 millones en 2010- y la «escalofriante subida» del 22% de los salarios a la plantilla tras las presiones de la Administración y de los sindicatos son, según el presidente de Latbus, José Luis Sánchez, los principales escollos que han comprometido la estabilidad económica del grupo, que se vanagloria de no haber despedido a ningún trabajador en estos tres años de crisis -«de hecho, hemos contratado a tres conductoras más hace unos días para reforzar los servicios», recalca Sánchez- y de no haber dejado de prestar ni un solo servicio, «a pesar de las dificultades».

Deudas «por unos y por otros»

La caída de los viajeros ha supuesto una merma también en las aportaciones que realizan tanto el Ayuntamiento como la Comunidad Autónoma a través de la Entidad Pública del Transporte. Para mantener el equilibrio económico que es obligatorio en cualquier concesión administrativa el actual contrato que rige desde el año 81 establece subvenciones para abaratar el precio del billete por viajero, de modo que el Ayuntamiento abona a Latbus unos 9 millones de euros al año por los viajeros de Murcia, aunque a partir de este año la EPT cargará con la mitad de esas ayudas -4,5 millones- ya que la mayoría de usuarios corresponden a líneas de pedanías, que son de competencia regional y para las que Latbus ha conseguido ampliar la concesión otros 15 años.

«Siempre nos hemos sacrificado para estar a la vanguardia del transporte discrecional, siempre hemos cumplido nuestras obligaciones concesionales y siempre hemos invertido más incluso de lo que nos correspondería, pero lo cierto es que entre unos y otros nos han dejado la caja llena de deudas y si ha habido problemas puntuales para abonar nóminas es porque las administraciones no pagan, ya sea porque no quieren o porque no pueden», justifica Sánchez, quien califica de «leonino» el actual régimen concesionario, «que está completamente desactualizado, pero se puede modificar sin necesidad de sacar a concurso, pues tenemos contrato hasta 2031, y sin necesidad de llegar a los tribunales para reclamar, por ejemplo, el pago de servicios prestados como la puesta en servicio de los Buhobús o nuevas rutas para la Cordillera Sur».

El presidente de Latbus asegura que el servicio de bus no se verá afectado sobremanera por el tranvía, aunque sí que habrá remodelación de rutas por el Plan de Movilidad Sostenible. «Estamos de acuerdo en la creación de las líneas de tranvía», asegura Sánchez. «De hecho, tenemos intención de entrar en un futuro en la sociedad que explota la Línea 1. Queremos convivir y seguir trabajando para que de una vez el beneficiario real sea el ciudadano».

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