ANTONIO PÉREZ
Lunes, 1 de marzo 2010, 10:31
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«Indicado para el dolor, el estrés, la fatiga, los mareos y las lesiones musculares, incrementa fuerza, resistencia, potencia, flexibilidad, equilibrio, movilidad, coordinación y concentración». Así reza en la tienda oficial de Power Balance, ubicada en Zarandona. Estas pulseras son el último grito en productos milagro y su mágico poder es directamente proporcional a la predisposición a creérselo.
Cuestan 35 euros y, pese a la crisis, desde septiembre ya se han vendido más de mil unidades sólo en Murcia y su popularidad va en aumento. «Funciona por el boca a boca», señala Mario Medina, dueño de la que, asegura, es la primera tienda de España que se dedica exclusivamente a la venta de estas pulseras. Medina, que también exhibe el producto en un 'stand' de un centro comercial, es el primero en confiar en sus 'poderes'. Relata que le ha desaparecido el estrés, el dolor de espalda y de garganta.
Las pulseras están hechas de simple silicona pero el secreto de su pócima mágica se halla en los dos hologramas -soportes de reproducción de imágenes tridimensionales- que tienen adheridas. Según la críptica descripción del producto en su web, los hologramas «restauran el equilibrio electromagnético de tu cuerpo aislando a cada célula viva de los factores externos que le impiden funcionar al 100% de sus capacidades». Sin embargo, nada de esta explicación se sostiene. Tal y como rebaten números blogs en Internet, los hologramas no son más que un medio de reproducción y su efecto para la salud «no es mayor que colgarse un dvd».
Ante la ausencia de demostración científica, Power Balance vende sus efectos en rudimentarias pruebas. Su lema es 'No tienes que creértelo, sólo probarlo'. La más usual consiste en quedarse a la pata coja y con los brazos extendidos mientras otra persona intenta desequilibrarlo empujando hacia abajo a la altura del codo. La segunda vez se realiza con la pulsera puesta y casi siempre se aguanta más. 'La Verdad' ha podido corroborarlo. Pero también que, cuando ni el que empuja -interesado en demostrar la eficacia del producto- ni el empujado -sugestionado para resistir más con la pulsera- saben si se está realizando la prueba con la pulsera 'buena' o con otra distinta, las cualidades de Power Balance se desvanecen.
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Sin embargo, la epidemia de pulseras se expande y sus propietarios quedan tan satisfechos que convencen a sus allegados para que también adquieran una Power Balance. «Nos dan las gracias», asegura Medina. Lo cierto es que de momento las asociaciones de consumidores no han recibido quejas.
Calificadas de timo
Para Fernando Frías, abogado alicantino experto en fraudes paranormales, la explicación del fenómeno radica en el «efecto placebo. Los testimonios hablan de cuestiones muy subjetivas, como sentirse mejor o peor, que no dependen de las dolencias -muchas veces cíclicas- sino de la interpretación que de ellas se haga», en la «autojustificación de la inversión» y en que «mucha gente no sabe distinguir explicaciones sin fundamento».
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Frías, que es miembro del Círculo Escéptico, destaca que el consumidor está desprotegido ante este tipo de productos milagro. «La Administración no actúa y los jueces lo excluyen de los delitos de estafa porque el engaño es tan burdo que no es culpa únicamente del estafador sino también del estafado».
Además, la web de Power Balance se cuida mucho de enunciar los efectos milagrosos de las pulseras. «Más que afirmar, insinúan», indica Frías. Así evitan tener que registrarse como medicamentos y someterse a tests empíricos. Aún así, Frías no duda en calificar de timo al producto, al igual que los especialistas médicos consultados por esta redacción. Pese al escepticismo científico, las pulseras triunfan en la dialéctica de la calle. «¿Y si funciona?», es el argumento irrebatible, que no se para a cuestionar lo inverosímil de algunos testimonios que hablan de tartamudos que dejan de tartamudear, personas que recuperan vista o cánceres que se evitan.
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Tal es el éxito que hay falta de existencias. O al menos eso afirman los distribuidores. «No se puede comprar todo lo que se puede vender», asegura Medina. Y a las Power Balance les han salido competidores -se pueden encontrar por Internet- a precios inferiores. E incluso las recurrentes imitaciones chinas.
Hay pulseras de distintos colores y tallas, y también una pulsera de neopreno y un adhesivo con holograma -para colocar en relojes o colgantes- por separado a 15 euros. Medina recomienda «crear un triángulo» portando una pulsera en cada mano y un adhesivo colgado al cuello, pero no acumularlas en un mismo brazo. Misterios de la mística. Conformar el triángulo mágico costaría unos 90 euros. ¿Caro? «Si fueran sólo plástico... pero con lo que hacen son un regalo», insiste Medina.
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Las Power Balance siguen la estela de las Rayma, aquellas pulseras abiertas con esferas en los extremos «indicadas» para el reúma. Se vendieron millones, sin efecto alguno. Salvo para el bolsillo.
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