Fragmentos de vídeos grabados por profesoras a sus alumnos menores en TikTok.

El uso de TikTok y otras redes sociales en centros educativos: qué pueden y qué no pueden hacer los profesores en el aula

Las nuevas plataformas están cada vez más extendidas en las clases, pero su impacto genera un grave peligro para los alumnos al mismo tiempo que presenta nuevas modalidades de enseñanza

Martes, 11 de junio 2024, 12:25

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Las nuevas generaciones de profesores, procedentes de un mundo donde las redes sociales ocupan gran parte de su día a día, contribuyen a que germine el uso de estas plataformas entre pupitres y estuches. El problema llega cuando apenas se puede distinguir entre cómo se utilizan fuera y cómo se emplean dentro del aula; cuando su uso se descontrola. Andrés Carlos López es profesor de un instituto de Jumilla, experto en innovación educativa y miembro del comité de Educación para la puesta en marcha y desarrollo del Plan Digital. Consciente de las «maravillosas posibilidades» que han traído las nuevas tecnologías a la enseñanza, advierte de que el peligro real se encuentra en el uso que hacen los profesores de sus móviles en clase y lo cerca (y solos) que están los niños de las pantallas en el hogar. «Existe una tendencia que complica la gestión de la privacidad y la protección de datos en el entorno educativo. Se debe al uso generalizado de las redes, a la creciente cultura de exhibir lo que hacemos y el deseo de reconocimiento y aceptación social, así como al acceso que tienen los menores a la tecnología en casa y la que se les permite, además de a la falta de conciencia y el desconocimiento sobre la legislación», apunta.

Esta última causa eleva especialmente el peligro. Muchos docentes no saben las estrictas normas éticas y legales a la que está sujeta su actividad en redes sociales con los alumnos. Olga Catasús, maestra y presidenta de la Asociación de Directivos de Educación Infantil y Primaria de la Región (Adeip-RM), confiesa que «cada colegio o instituto actúa según sus propios criterios y cómo cree que debe hacerlo porque no existe ninguna normativa que se remita a los centros». Todos deben contar con el visto bueno de los padres o tutores legales de los alumnos para proyectar alguna actividad o trabajo en la que salgan los menores. Para ello se envía un escrito a los progenitores antes del inicio del curso y están los que dan su permiso y los que no. Pero en el interior de las aulas, «desde el centro se confía en la labor del docente y se apela al sentido común del mismo, aunque a veces este es el menos común de los sentidos». «Últimamente se ven imágenes que jamás se deberían producir en las clases. A veces nos relajamos con el uso de las redes sociales y hay que extremar las precauciones y la preocupación, sobre todo en las nuevas generaciones de maestros», avisa.

Qué puede grabar un profesor dentro del aula

  • Información general sobre el progreso o logros de la clase sin identificar a ningún alumno.

  • Actividades educativas con un propósito pedagógico justificado respetando las normas de protección de datos.

  • Recursos y materiales creados por el profesor siempre sin información personal o imágenes de los alumnos.

Las claves

Es muy sencillo caer en el error: la línea entre lo que se puede mostrar y no es muy fina. Por ello, resulta trascendental conocer lo que está bien y lo que es una infracción que puede conllevar un delito. Andrés Carlos López, ganador de varios premios nacionales por estudios desarrollados sobre este asunto, revela lo que puede publicar y lo que nunca debe enseñar un maestro: «Pueden compartir información general sobre el progreso o logros de la clase sin identificar a ningún alumno; actividades educativas con un propósito pedagógico justificado siempre y cuando se respeten las normas de protección de datos, y recursos y materiales educativos creados por el propio profesor siempre que no incluyan información personal o imágenes de los alumnos. Por el contrario, en ningún caso pueden publicar información personal o sensible del alumno (nombres, apellidos, direcciones, fechas de nacimiento, calificaciones o cualquier otro datos que pueda identificarlo), fotos o vídeos cualquiera que sea la actividad, comentarios sobre el comportamiento o desempeño del estudiante y situaciones privadas (tales como familiares o médicas)».

Qué tiene prohibido grabar un profesor dentro del aula

  • Información personal o sensible del alumno (nombres, apellidos, direcciones, fechas de nacimiento, calificaciones o cualquier otro datos que pueda identificarlo)

  • Fotos o vídeos de los estudiantes cualquiera que sea la actividad

  • Comentarios sobre el comportamiento o desempeño del alumno

  • Situaciones privadas (familiares o médicas)

Compaginar la docencia con una activa vida en redes sociales es el día a día para muchos profesores. Hay veces, no muchas pero tampoco pocas, en las que ambos mundo se mezclan. Laura Gómez es una murciana de 32 años que lleva seis siendo docente y tres de ellos enseñando matemáticas en un instituto de Mula. Pero también es Laurimathteacher, una influencer con más de un millón y medio de seguidores en TikTok y más de 251.000 en Instagram. Aterrizó en redes sociales tras tres años embarcada en el viaje de la docencia y combinó la pizarra con la pantalla. «Vi el medio perfecto para acercar las matemáticas y hacerlas más amenas para los adolescentes. Quería mostrar lo que los alumnos aprenden dentro del aula para que todo el que quisiera pudiera conocer para qué sirve esta asignatura», asegura Laura.

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Laura Gómez, 'Laurimathteacher' en Instagram, en uno de sus vídeos sobre problemas matemáticos. laurimathteacher

La gran acogida de sus vídeos hizo que creciera como la espuma. Problemas matemáticos y otros ejercicios numéricos interactivos despertaron el interés de usuarios de todas las edades. También la forma en la que evaluaba a sus alumnos, un contenido que provocó que surgieran imitadores y algún que otro detractor. «Subía vídeos en los que ponía sellos bajo las notas de los exámenes de mis alumnos según el resultado. Me escribieron diciendo que mostraba datos personales de los estudiantes, los exponía y que muchos de ellos se presentaban en los comentarios. No es así. Siempre he procurado no enseñar ninguna información confidencial. Mucha gente comenta diciendo que es mi alumna y en realidad viven en sitios como Asturias o Japón. Me confunden con otras profesoras». Ese episodio fue incómodo para Laura, pero no le generó ningún problema con sus superiores o compañeros ni tampoco dudas en cuanto a compaginar sus dos pasiones: «La dirección del centro siempre ha sido consciente de lo que hago. Tengo compañeros que hasta han utilizado los sellos. Se lo que es TikTok y el peligro que conlleva, por eso tengo prohibido hacer uso de él en el aula», confiesa.

Andrés Carlos López, profesor de un instituto de Jumilla y experto en innovación educativa. Javier Carrión / AGM

Un papel primordial

Concienciar sobre el peligro que acecha detrás de las redes sociales, aprender el daño que pueden causar y entender cuál es un uso correcto es una importante tarea para los profesores, pero un obligado deber para los padres, que juegan «un papel primordial» en este problema, según Andrés Carlos López. Son el primer eslabón de la cadena y, si ellos fallan, es difícil subsanar el error. «Tienen la obligación de educar a sus hijos sobre los riesgos que hay en el mundo digital y el deber de supervisar y monitorizar el uso que hacen de él. Nadie dejaría a un menor solo, de madrugada, llamar a las casas de un barrio conflictivo, pero dejamos a nuestros hijos con un móvil repleto de acceso a contenidos inadecuados e interacción con extraños. Hay que establecer reglas e imponer límites», asevera.

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