Jorge muestra una foto de su padre a las puertas de la UCI del hospital Reina Sofía, justo antes de entrar para visitarlo. JAVIER CARRIÓN / AGM

Los últimos guerreros de las UCI

Mientras la pandemia de coronavirus se bate en retirada en la Región, unos pocos pacientes luchan aún por superar los graves daños de la enfermedad

Pedro Navarro

Murcia

Domingo, 31 de mayo 2020, 00:49

«Está aguantando porque es todo un guerrero». Jorge no puede evitar emocionarse cuando repara en cómo ha cambiado el coronavirus la ahora frágil vida de su padre. Tiene grabadas en la memoria las últimas palabras que escuchó de su boca tras llevarlo a ... Urgencias del hospital Reina Sofía de Murcia el pasado 25 de marzo, hace 67 días: «Estate pendiente de mí; ¡que Dios te bendiga, hijo mío!». Tan solo unas horas después, Luis Mario tuvo que ser sedado e intubado y no volvió a recuperar la plena consciencia.

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Este enfermo de Covid-19 es uno de los cuatro pacientes, al menos según la estadística oficial, que la pandemia mantiene en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de la Región. El resto se encuentran repartidos entre los hospitales Rafael Méndez de Lorca, Los Arcos del Mar Menor y La Arrixaca de Murcia.

Rubén Jara, jefe de Servicio de la UCI de este último centro, aclara que su unidad acogía a finales de esta semana hasta tres hospitalizados a raíz de un contagio –de 49, 62 y 73 años–, pero que dos de ellos han sido eliminados del listado de afectados por coronavirus tras arrojar varias PCR negativas. Eso no obsta para que los daños que les ha provocado la enfermedad los mantengan bajo vigilancia intensiva un mes y medio después de su llegada.

Luchar contra todo

Porque los ingresados de larga duración en la UCI por este tipo de contagio han luchado contra todo. Según explica el doctor Jara, son pacientes muy castigados, con lesiones que pueden ser pulmonares, renales, hepáticas e isquémicas. Y todo ello sin olvidar la atrofia muscular que causa un periodo en cama tan prolongado.

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Luis Mario, a sus 61 años, no es una excepción. A este camionero colombiano de nada le ha servido ser una persona deportista, no fumadora, con una buena alimentación y sin prácticamente patologías previas para atenuar la virulencia de la infección. «Ahora mismo, sus pulmones son casi como una roca», lamenta su hijo Jorge, consciente de que la salida de esta situación crítica y del centro hospitalario conllevará un complicado camino hacia la rehabilitación, e incluso, en su caso, un hipotético trasplante.

«Sus pulmones son ahora mismo como una roca», explica el hijo de Luis, en Cuidados Intensivos desde hace casi 70 días

Así, Jorge, un contable de 33 años que llegó hace 11 meses a Beniaján en busca de una oportunidad, ha decidido descartar una próxima vuelta a su país, tal y como tenía previsto. «Me va a necesitar: aquí solo me tiene a mí», se sincera, abrumado por el peso de la responsabilidad, pero convencido de que el amor que profesa hacia su «papá» será su motor. De hecho, no ha faltado ni un día a su cita desde que hace un par de semanas le permitieron visitarlo. Primero, a través de un cristal, y ahora, ya sin Covid-19, desde dentro de la habitación, lo que le permite transmitir imágenes a la familia en Colombia.

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Tampoco ha sido fácil procesar la entrada exprés de su padre en Cuidados Intensivos. «Empezó con escalofríos y malestar el fin de semana que se decretó el estado de alarma, pero no lo ingresaron hasta que ya no podía respirar». Mariano Martínez Fresneda, jefe de servicio de la UCI del Reina Sofía, explica que lo normal es que los pacientes de Covid-19 entren a la unidad tras pasar por planta. De hecho, lo hacen uno de cada cuatro hospitalizados. «Cuando nos llegan directamente, mal asunto, porque la evolución es fulminante, con un fallo multiorgánico», explica, incidiendo en que la mortalidad por esta patología es precoz. Sin embargo, su experiencia le dice que dos tercios de los contagiados salen de la UCI por la vía del alta.

Desde la planta al punto más crítico del Rafael Méndez llegó su último ocupante por coronavirus. Un mes acumula ya allí este septuagenario. Su jefe de servicio, Silvestre Nicolás, destaca lo complicada que es la intubación de estos pacientes y su 'destete', para el cual se debe ir levantando puntualmente la sedación. «En mis 25 años aquí, nunca hemos vivido tal momento de incertidumbre, sin previsiones de lo que nos esperaba y con la necesidad imperiosa de ir aprendiendo sobre la marcha», confiesa.

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Estos cuatro pacientes constituyen, para todos estos médicos, casi un símbolo de una lucha cargada de estrés que ha puesto a prueba a sus equipos en una batalla por la vida y la esperanza. Si hay una próxima, no será igual. Al borde de la muerte estuvo hace un mes Luis Mario. Jorge tiene fe en que estos «espectaculares profesionales» puedan sacarlo adelante.

Más de 20 enfermos aún hospitalizados y 140 aislados en casa

Los cuatro enfermos de coronavirus que ocupan las UCI suponen el rastro más grave de la pandemia en los hospitales de la Región, pero representan poco más de una sexta parte de los ingresados por esta causa. En total, 23 pacientes siguen hospitalizados a causa de las complicaciones de la enfermedad. Algunos de ellos han desandado el peligroso camino de funambulista que emprendieron a través del fino cable de la Unidad de Cuidados Intensivos, ese que separa la vida de la muerte.

La Consejería de Salud contabiliza, además, otros 140 casos confirmados y activos por coronavirus que, gracias a su positiva evolución, permanecen aislados en su domicilio. A estos pacientes son sus médicos de Atención Primaria y los llamados 'rastreadores' los que hacen seguimiento de su situación telefónicamente y de manera periódica. Un empeoramiento podría determinar su traslado. Las cifras oficiales dicen que solo 163 personas siguen teniendo en estos momentos Covid-19 en la Región.

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