Varios peques suben por primera vez desde el curso pasado al bus escolar de la ruta La Alcayna-Los Conejos, este martes por la mañana. Guillermo Carrión / AGM

Las últimas 165 rutas escolares comienzan a entrar en servicio en la Región «con cuentagotas»

La Consejería de Educación asegura que las 433 líneas que dan cobertura a 20.000 alumnos estarán operativas entre martes y viernes

Gema Escobar

Molina de Segura

Martes, 3 de octubre 2023, 11:26

«¿Puedes llevar mañana a Juanjo al cole?». «Papá, ¿me recoges al crío después de clase, que tengo médico?». Más que una cadena de favores, está siendo una tabla de salvación vía WhatsApp lo que han establecido las más de 6.000 familias de la ... Región afectadas por la falta de transporte escolar desde el inicio de las clases de Infantil y Primaria el pasado 8 de septiembre, problema extendido a Secundaria desde el día 11. Madres, padres y abuelos se repartieron las rutas sin servicio, haciéndose cargo en muchos casos de los hijos de amigos o simples conocidos de parada de autobús. El bloqueo de las negociaciones entre la Consejería de Educación y las empresas concesionarias de las rutas escolares a lo largo y ancho de la Región comienza paulatinamente desde este martes a tocar a su fin, tras el acuerdo alcanzado el lunes con las 165 líneas, de un total de 433, que aún estaban sin entrar en servicio, y para lo que la mediación de la patronal regional del transporte parece haber sido clave.

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«Antes del viernes estarán todas las rutas restablecidas», reiteraron a LA VERDAD desde el departamento que dirige el consejero Víctor Marín en la mañana del martes. Por su parte, desde la Federación Regional de Organizaciones Empresariales del Transporte de la Región de Murcia (FROET), indicaron en la noche del lunes que aún quedaban flecos que cerrar con rutas de Murcia, Cartagena y Lorca. En cuanto al servicio a los escolares de los colegios de Educación Especial, «para la Consejería es prioritario», indican desde el departamento, aunque sin precisar cuántas de estas líneas especialmente sensibles para las familias se reanudaban el martes, y cuántas deben esperar aún unos días.

Con poca antelación

Pasadas las 20.45 horas del lunes, Ana Martínez Blasco recibía un mensaje de la dirección del Colegio de Infantil y Primaria (CEIP) Nuestra Señora de Fátima, en Molina de Segura: su hija, que cursa sexto de Primaria, podría coger unas horas después el autobús de la empresa Torrealta en la parada de urbanización de La Alcayna, después de tres semanas de hacer encaje de bolillos con los horarios laborales, y de gastarse «cincuenta euros de gasoil de lunes a viernes». Ana es una de las decenas de madres que se han manifestado en señal de protesta, a diario, en el colegio de Fátima. Su suerte es ser autónoma, lo que asegura que le ha hecho posible adaptar su horario al de su hija pequeña -tiene otra en el instituto- y al de otro niño del cole, cuya madre no ha podido llevar un solo día al centro educativo por «causa mayor» laboral y que ha llevado al centro educativo todos los días, como uno más de la familia.

El conductor del autobús con el pulgar hacia arriba. Guillermo Carrión / AGM

Tanto ella como Irene García, madre de un peque de 4 años escolarizado en El Romeral, también en Molina de Segura, se mostraron radiantes al ver aparecer, tras la puerta del bus de la firma Torrealta, a Mari Trini, monitora escolar de la ruta C La Alcayna-Los Conejos, que inicia su recogida de escolares en la urbanización Los Olivos. También se reconocía contento Antonio Morenilla, el conductor, que hasta el mismo lunes no supo que empezaba a transportar a los peques el martes.

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Para Irene, la ayuda de su padre fue fundamental a cuatro semanas de salir de cuentas, ya que sus visitas médicas coincidieron en ocasiones con el inicio o el final de las clases. «He podido organizarme gracias al abuelo», insiste. A pesar de los inconvenientes, ambas dicen entender la postura de las empresas y que el servicio se esté restableciendo «con cuentagotas», ya que «que llevaban con los mismos precios desde antes de la pandemia», matiza Ana Martínez, quien explica, al igual que Irene, que «este problema tenía que haber estado resuelto en junio». También se lamentan de la poca información y la poca antelación con la que fueron conociendo el día a día del problema, extremo que dicen haber salvado gracias a las AMPAS y a las propias empresas de transporte, que enviaron mensajes directos a muchos padres y madres para que pudieran organizarse lo mejor posible.

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